CIUDADES Y PELICULAS (pequeños apuntes sobre Génova)

Escribe: Mister Arkadin


`Alemania, año cero´ (1948), de Roberto Rossellini

Hay películas en las que late el discurrir de una ciudad, una ciudad que por supuesto no es la “real”, sino la recreada para el cine. El sitio, el lugar adquiere carácter de protagonista. Algunos casos claros se encuentran en la relación entre Truffaut y Paris (Los cuatrocientos golpes), Rossellini con Nápoles (Te querré siempre), Berlín (Alemania, año cero), Roma (Roma, ciudad abierta), Fellini con Roma (La dulce vita, Las noches de Cabiria, Roma), Rimini (Amarcord, Los inútiles), Woody Allen y Nueva York, Patino con Salamanca (Nueve Cartas a Berta, Octavia) y Madrid (Madrid), Patxi Amescua y Barcelona (25 kilates)…

En el cine de Winterbottom los lugares en los que transcurre la acción son importantes. Sus filmes son como documentos de un determinado espacio y tiempo. Su última película lo deja claro hasta en el título, Génova. Y, como siempre, parece que trata de esquivar el encasillamiento en un determinado tipo de género. En su cine se encuentra de todo desde una especie de western hasta una obra con elementos de ciencia ficción sin olvidar sus obras denuncia, su esbozo de tintes pornográficos o documentos denunciatorios como la marginación o explotación.

`Amenaza en la sombra´ (1973), de Nicolas Roeg

En Génova no habla de algo que conoce bien como puede ser Londres (Wonderland) para (algo que no es anormal en su cine) hablar de un país y una ciudad que no son la suya. Además se introduce también, aparentemente, en un tema distinto lindante con (por llamarlo de alguna manera) el mundo de lo fantástico (o ideado, imaginado). Parte de una película, que ha pasado a ser considerada, por ciertos públicos, como de culto. Se trata de Amenaza en la sombra de Nicolas Roeg, nacida desde un relato de Dahne du Maurier. Allí la ciudad (repleta de fantasmas que perseguían al protagonista entre el crucigrama de sus calles y conduciéndole hacia el conocimiento de la muerte) era Venecia. Otra ciudad italiana es a la que Winterbottom lleva a sus personajes (venidas desde lejos) en una huida de la realidad en la que se niegan a vivir.

Un padre y sus dos hijas tratan de olvidar a la esposa y madre muerta. En realidad esa muerte inicial es el principio de la destrucción de la familia. La ciudad es un lugar vivo, que late y encierra en sus calles y en las poblaciones cercanas, un misterio: el de los propios protagonistas perdidos, desorientados y temerosos de unas calles soleadas que convierten en enigmáticas y (falsamente) peligrosas como muy bien apunta Marcial Moreno en la crítica que sobre el filme aparece en la sección sin perdón de nuestra revista madre Encadenados.

Un inmenso prólogo, anterior a los letreros de crédito (de cerca de diez minutos), no pone en antecedentes de una situación para invitarnos a dar el salto con los tres protagonistas al otro lado del “charco”. De Estados Unidos a Italia. Nuevas amistades, nuevas pruebas para unos seres que empiezan a dispersarse. Un clima fantasmal propiciado por la niña que “ve” a su madre muerta incide en planteamientos de culpa y de redención. El católico Winterbotton (al igual que Hitch) no puede ocultar su formación.

La historia quizá da vueltas sobre el mismo tema. Se enquista, sin atreverse a despegar del todo, pero en la descripción de la cotidianidad, del paso de las horas y de los días sin que pase absolutamente nada, es donde la película adquiere rigor y soltura. Se adorna además con un primoroso montaje repleto de elegantes elipsis.

Con sus pequeños peros la película camina hacia su final. Y ahí es donde se estanca en un embarullado término, manido y torpe. El encuentro de los tres personajes (con salvación en el último momento) es un amaño falsamente feliz que rodea de ambigüedad la clara disolución planteada (hermana que encuentra a alguien que la lleva en moto, que ahora se preocupa de su hermanita, padre que busca a su hija desesperadamente después de haberla semiabandonado para irse con una alumna: la culpabilidad, claro).

El verdadero final, de una historia mental, se diluye. La niña que nunca ha tenido problema alguno para volver a su casa desde el lugar donde da sus clases de piano, ahora tampoco lo va a tener. De todas maneras, le ocurre algo: nadie la hace caso, su hermana hace tiempo que la ha abandonado. Su padre muy pendiente, inicialmente, de ella, comienza a centrarse en otras cosas. Es cuando la niña comienza a “recibir” las visitas de su madre. Antes las intuía como algo lejano o no nítido. Ahora, incluso, charla con ella.

`Génova´ (2008), de Michel Winterbottom

En ese pre-final, la niña, sabedora de que está sola, que no tiene nadie que la proteja, se deja guiar por el “fantasma” de la madre. La lleva por calles conocidas o desconocidas, la invita a cruzar una calle donde coches y mas coches cruzan incesantemente. La madre murió en un accidente de tráfico. La niña es llevada a la muerte, La única forma, dentro de su propio sentido, en el que podrá fundirse con su madre para poder sentirse arropada, cuidada.

La muerte, como lo era en Amenaza en la sombra, era el colofón lógico de la historia. El único posible dentro de la línea del relato. Tal como queda es falso, ilógico dentro de la estructura del relato aparte de que nada nuevo aporta a la historia que se cuenta. De hecho lo que vemos en esta clausura, no es más que una repetición de una escena anterior en la que la niña se pierde (de forma incomprensible) después de visitar un monasterio para terminar en un anden de la pequeña estación de Santa Margarita.

De todas forma una pequeña e inteligente película realizada por uno de los cineastas más desconcertantes del cine actual, el británico Michael Winterbottom.


Comentarios

  1. Pudo ser grande. Se quedo en interesante. Al menos Winterbotton siempre sorprende
    Enrique

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  2. Amenaza en la sombra si que era un desasegante filme. Winterbotton ha sido oscurecido aquí por demasiadas sombras
    Julia

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  3. A mí el final no me parece féliz. Y el hecho de que la hermana pequeña pudiera morir es coherente pero quizá podría llevar la película hacia terrenos excesivamente dramáticos distorsonando la historia.

    Andrés Márquez

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