Cuentos y realidades de nuestro cine

Escribe: Mister Arkadin

Originalidades de algunos. Hay ciertos grupos, y partidos, que se enroscan en eso de “nosotros somos los mejores”. Su máxima es, “sin nosotros (ya lo ven) el diluvio”. Así, por ejemplo, en unos “papeles” (o pepeles) de FAES. O séase, esa “trasmontana” fundación, presidida por ese aprendiz de vaquero llamado José María Aznar, desde donde se ha dicho que el PSOE (¡cómo no!) tiene la culpa de que el cine español pierda espectadores (los deben contar uno a uno como los parados que certifica el INEM). Tal maravillosa conclusión se puede leer en el artículo “Mentiras y gordas (un thriller español)” (ver pdf) (¿se entiende contra quién arremete el “informe”?) escrito por dos lumbreras universitarios como Rocío Albert y Rogelio Blazz. La pareja concluye, se supone después de largas cavilaciones, que los “socialistas no frenan el desplome de espectadores a pesar de dar 97,7 millones de euros en subvenciones al cine”.

`Mentiras y gordas´, acceder a web oficial
Como se puede suponer tal libelo arremete (garrote y tente tieso) contra la recién llegada al ministerio, Ángeles González Sinde. Olvidan, quizá, que una de las películas españolas más taquilleras del año es Mentiras y gordas (leer crítica) en cuyo guión intervino Ángeles.

No contentos con desgranar desgracias, los muy doctos escritores (al igual que su jefe cuando dice dar recetas para salir de la crisis) afirman tener la solución para ganar espectadores. Algunas de sus propuestas proponen (y lo dicen muy serios) que los guiones deben ser buenos, los repartos atractivos, imprescindible hacer películas juveniles y llevar a cabo una mayor promoción de todos y cada uno de los filmes españoles. Nada que no hayan dicho otros. Aunque algunas de esas cuestiones no encuentran una clara respuesta frente al público. Por ejemplo, lo de los buenos guiones, ¿a quién interesa eso? La película más taquillera en estos momentos es Ángeles y demonios (leer crítica) cuyo guión como sabemos es… El resto de sus mandamientos son tan lógicos que salvo eso del marketing ―en manos de los grandes hermanos productores y distribuidores― se está aplicando actualmente en el cine español (actores nuevos procedentes de televisión, historia de jóvenes) como demuestran títulos tan pobretones, pero tan comerciales, como la citada Mentiras y gordas o la, lógicamente descerebrada, Fuga de cerebros.


Álex de la Iglesia
Sustituyendo a la directora de la Academia. Ya existe sustituta de nuestra flamante Ministra de Cultura, en lo que se refiere a su dirección anterior, la de la Academia de Cine. Interinamente el puesto había sido cubierto por Eduardo Campoy. Después, de acuerdo al reglamento, se procedió a la presentación de candidaturas como fase inicial que debería llevar a la votación del nuevo director. Pues bien, sólo se ha presentado una candidatura por lo que no es preciso llegar a la votación. El 21 de junio será ratificado en Asamblea por los socios de la entidad, Álex de la Iglesia como el nuevo Director de la Academia de Cine, entidad que como ya se sabe entre otras muchas cosas se encarga de los premios Goya. Junto a Álex de la Iglesia formaran la guardia pretoria de la Academia Iciar Bollain y Emilio Pina.

Ha sorprendido que Álex de la Iglesia haya querido ocupar tal cargo. A nosotros nos parece un recambio excelente. Con él, experto desmontador de conjuras diablescas y más “convencionales”, la Academia puede sentirse tranquila. Álex, puede incluso, dar un cierto aire lúdico a tal organismo en el que suele abundar lo tétrico. Esperemos que en la comunidad académica el cambio se viva en armonía, desaparezcan las dagas florentinas y todos, aunados, trabajen intensamente por el cine nuestro de cada día.


Hechos que valen por mil palabras. Resuenan aún los tantanes de guerra aporreados por los enviados de `El País´ al reciente festival de Cannes, y cuya proclamación (de guerra) hacía efectiva un sorprendente consejo de redacción del diario, para ser, finalmente, consensuada por una no menos curiosa defensora del lector transformada, por artes y dislates empresariales, en defensora de los lanzadores de guerras. Los enemigos del pueblo ―perdón, de los señores de “cultura” del periódico― eran los cineastas aclamados por los (según ellos) pedantes críticos de cine. El realizador al que tal séptimo de caballería trataba en esta ocasión de aplastar (sin olvidar que también se debía masacrar a los directores asiáticos o a Lars von Trier) era Pedro Almodóvar.

Pedro en Cannes´09 (acceder a su blog)
Pero el director manchego es un hueso duro de roer, una especie de Sitting Bull capaz de aceptar la batalla y de ganarla. Seguro que, con una maliciosa sonrisa, se ha acordado (estos días) del engreído dúo, al ser investido Doctor Honoris Causa por una de las universidades más importantes de Estados Unidos, la de Harvard. Muy entogado y satisfecho el realizador manchego explicaba que “no he ido a la Universidad. Soy autodidacta, sin embargo mi obra es estudiada en las universidades americanas exhaustivamente”. Ahí queda eso. Faena de aliño con vuelta al ruedo.

Comentarios

  1. El problema de Alex de la Iglesia es si decide convertir la Academia del Cine en "La Comunidad".

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