Teniente corrupto de Werner Herzog

Pesadilla en New Orleans
Escribe Luis Tormo

Cartel de Teniente CorruptoOtro cartel de Teniente Corrupto

En 1992 Abel Ferrara filmaba Teniente corrupto (Bad lieutenant), esta película era un descenso a los infiernos de un personaje que ya estaba muerto nada más comenzar el filme. Ferrara, un autor capaz de lo mejor y de lo mejor, con una trayectoria que en España hemos visto fraccionada, deslumbró con esta película que incluye una de las interpretaciones más arriesgadas de Harvey Keitel. Teniente corrupto se convertía en un muestrario que exponía los temas favoritos de Ferrara: sexo, drogas, violencia, decadencia, entorno urbano, policías, mafiosos, etc. Después de este filme, Ferrara continuó con una trayectoria errática y sus filmes nos han ido llegando de una manera aleatoria, alternando obras de menos interés con algún que otro filme notable (The funeral), aunque el conjunto de sus películas conforman un corpus fílmico de indudable interés que define a Ferrara como un outsider.

Es por ello que resulta curioso que sea Werner Herzog quien ahora se haga cargo de un remake de aquel Teniente corrupto que presentaba Ferrara. Curioso porque Herzog, situado en las antípodas del universo de Ferrara, sí tiene en común con el director americano una trayectoria independiente, particular y lo suficientemente amplia como para catalogarle como uno de los autores que a lo largo de más de cuatro décadas ha creado una obra extraña e irrepetible, desde su primera adscripción al nuevo cine alemán, el tándem creativo y violento recreado con su actor fetiche, Klaus Kinski, o sus documentales de la década de los 90.

Si Ferrara situaba su Teniente corrupto en Nueva York, Herzog elige la Nueva Orleans que ha sufrido el paso del Katrina (algo parecido a lo que hacia Tavernier en su filme In the electric mist) como decorado apocalíptico de las andanzas de su protagonista. Pero aunque el argumento esté en la base de este nuevo Teniente corrupto, Herzog se aventura por caminos distintos pues mientras Ferrara ha sido siempre un cineasta muy “físico”, el director alemán nos sitúa desde el principio del filme en un estado onírico pues en cierto modo esa primera escena donde Nicolas Cage rescata a un delincuente de morir ahogado es casi la representación de una pesadilla. A partir de ese acontecimiento que provoca el cambio en el personaje (adicción, corrupción), la película abandona ese estadio de realidad para adentrarse en una narración que no debe ser tomada al pie de la letra.

Nicolas Cage en acción


A través de diferentes cuadros Herzog va pintando el universo de esquizofrenia que envuelve a Nicolas Cage y donde la representación de la adicción con las repeticiones de las iguanas típicas de la zona, las localizaciones en las zonas pantanosas o los escenarios modernos de la ciudad como son las dependencias policiales, el apartamento de la prostituta o las visiones de los espíritus de los muertos típico de chamán de los 70, no hacen más que incidir en esa visión irreal del relato. La propia representación que Nicolas Cage realiza de su personaje sirve para apoyar ese carácter onírico pues la tendencia a la sobreactuación, a la gesticulación y al exceso de tics gestorales, que Cage muestra en muchas de sus películas, tiene aquí su justificación para la composición de ese retrato demoníaco.

¿Posibilidad de redención?Es la única forma de abordar este Teniente corrupto pues mientras que la película de Ferrara, dentro de su línea de ficción, tenía un desarrollo creíble que servía para contar la gestión del declive del personaje principal que asumía una carga de culpabilidad enraizada en el catolicismo que subsiste por debajo de la temática de Ferrara, la película de Herzog sólo es sostenible si concedemos a su realizador toda la libertad necesaria para narrar aquello que necesita en cada momento.

En definitiva, el Teniente corrupto de Ferrara y el de Herzog parten de un mismo argumento pero no tienen nada que ver. Como hizo hace más de 30 años con el Nosferatu de Murnau, el resultado es otra cosa pues Herzog, que te puede gustar, disgustar, odiar o amar a partes iguales y todo ello en una misma película, tiene ya el suficiente peso autoral como para impregnar todo aquello que nos está contando. Al fin y al cabo, las desventuras que encarna aquí Nicolas Cage no están tan lejanas de aquellos esfuerzos titánicos que no dejaban de ser ensoñaciones que veíamos en filmes como Aguirre, la cólera de Dios o Fitzcarraldo . Filme muy irregular, que descuida en exceso a los personajes secundarios (la prostituta que encarna Eva Mendes o los padres) y que puede complementar al filme de Ferrara original pues le incorpora las dosis necesarias de cinismo que se ha acumulado en la sociedad americana desde entonces.


Herzog dirigiendo a sus actores

Comentarios

  1. ¿Mundo real o ensoñaciones de un drogadicto? Si es lo primero, la película es insulsa. Si lo segundo, hay filmes que han descrito mucho mejor el mundo alucinado, y de alucinaciones, como, por citar un título no muy lejano, "Requiem por un sueño" de Aronosfki
    Daniel

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  2. Vale: has cumplido.

    Pedro Rey

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