Mostra de Valencia. Mediterráneo y glamour

Leemos en el diario Levante y en El País las declaraciones del nuevo director de la Mostra de Valencia, Salomón Castiel. Castiel viene con el crédito que le otorga haber convertido el festival de cine español de Málaga en un referente dentro de los festivales de este país, aunque también atesora críticas por la escasa calidad del cine exhibido y un exceso de aspectos mundanos en el festival. Y sus primeras palabras son como viene siendo habitual en los responsables de la Mostra poner en duda el carácter mediterráneo del certamen. Todos lo aceptan, pero siempre empleando palabras contradictorias, en las que expresa dudas sobre el modelo. Hay que conservar el carácter mediterráneo, pero a la vez, dice que no es adecuado pues los términos "festival" y "Mediterráneo" no se llevan bien. También habla de problemas de fechas, competencia con otros festivales (San Sebastián, Venecia), o sea, lo de siempre.

Y entre otros argumentos también sale a colación la falta de glamour. Dice que la gente quiere ver glamour y que con la configuración actual del festival, el glamour mediterráneo llega como mucho para dos días. Estas afirmaciones encierran dos errores graves: primero demuestra un escaso interés por el cine, pues el valor fundamental parece ser que radica en el espectáculo ("la alfombra roja" que llama él), lo que se trata es de aportar glamour (con la que está cayendo en el ámbito económico y social); y el segundo error es que la definición de la Mostra como mediterráneo es lo que le otorga oficialidad, y eso debería ser quizá lo único que alguien debiera tener claro (y el responsable más que nadie), sobre todo porque no estamos hablando de un festival que lleve un par de años. Va a cumplir las 30 ediciones y todavía se continúa poniendo en entredicho aquello que lo define. Esas dudas son razonables cuando un festival está en su primero o segundo año, pero no cuando lleva 30.

Además, la excusa es la de siempre. Pongamos a la gente lo que quiere ver. ¿De qué gente estamos hablando? ¿Los vips que acuden a las galas para degustar cuatro canapés fríos y no entran jamás en una sala de cine? ¿O los que son capaces de acudir por interés cinematográfico a ver una película en versión original con subtítulos, con suerte, en castellano? Lástima que nadie se preocupe por elevar la calidad de las películas, lastima que nadie se ocupe de traer un invitado que no venga sólo para un acto meramente promocional (y no profesional), lastima que nadie sea capaz de reconsiderar el festival y poner sobre la mesa propuestas razonables y razonadas para los tiempos que corren, lastima que nadie mueva el mercado del filme (las ventas y las transacciones económicas son el verdadero motor de un festival), lastima que la política cultural se sustituya por la política del espectáculo. Es el modelo de "grandes eventos" llevado al mundo del cine. Saldremos más minutos en las noticias, alguna cadena emitirá la gala, pero poco más…
Parece ser que se pretende realizar un gran festival, a la altura del personaje homenajeado, Berlanga. Esperemos que la Mostra no acabe como Bienvenido Mr. Marshall (americaaaanos...)

Comentarios

  1. Lo dijo Salomóm: un festival sin alfombra roja y sin estrellas es como un cine club con medios. Como hay festivales que han cambiado la alfombra de color nos preguntamos sin también son cineclubs. De todas maneras Don Salomón, ex del festival malagueño sabrá algo de festivales pero no sé si también de cine clubs. Además ¿a qué club se refiere? El citado ex ahora director de la Mostra Valenciana quiere cambiar todo en la Mostra se supone que para que todo siga igual. Es al menos el noveno director de este festivalito que hará treinta años. Sus ideas son para ponerse a temblar. ¿Será el sepulterero de la Mostra? Ya se sabé como lo dijo do Salomon doña Rita estará dispuesta a poner millones de glamour, de alfombras y de estrellas. Lo que faltaba a la Mostra.
    Sabine

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  2. ¿Cuanta vida le queda a la Mostra?
    Quintilla

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