Iconografías heroicas
La Historia es lo que acaece, pero reconstruído según qué se selecciones y cómo se cuente que pasó.
Clint Eastwood es bien consciente de ello. No se lo pensó dos veces cuando le propusieron llevar al cine el libro de James Bradley Flags of our fathers. En ella se analiza de qué forma se construyen héroes mediáticos a través de los cuales recordar un momento glorioso, en este caso, la conquista del enclave estratégico que fue la isla de Iwo Jima durante la guerra entre EE.UU. y Japón.
Los antropólogos aseguran que los héroes son figuras mitificadas, que surgen de entre conflictos bélicos, y que contribuyen a la cohesión del grupo.
De cohesión y afán de conquista se retroalimenta un país de muy breve pasado histórico como es EE.UU. No es extraño, pues, que ese país y, por extensión la cinematografía a través de la que asientan su imagen simbólica como pueblo (o suma de individualidades), sea una fuente inagotable de modelos heroicos
Sorprendió que Eastwood también quisiera rendir homenaje al bando opuesto. Pero es que más sorprendido estaba él (en declaraciones recogidas por Cahiers-Fr, feb 2007, p. 35) al constatar que la historia japonesa había dejado en el olvido una figura tan cautivadora como la del general Tadamachi Kuribayashi.
Por otra parte, también son curiosas las referencias de las distintas palabras usadas en el título de la película de Eastwood. En el original, se habla de «banderas», mientras que los franceses prefirieron traducirlo por Memorias / Recuerdos de nuestros padres.
Y ya anecdótica resulta la apropiación que hace la publicidad de una iconología histórica…
Creo que esa visión del conflicto desde el otro lado es una muestra más de ese desarrollo libre que Eastwood está mostrando en su último cine.
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