Crítica En el límite del amor (The edge of love)

Una película sobre nada en particular 1 2 3 4 5
Escribe Lucía Solaz Frasquet

En el límite del amor


Al carismático poeta galés Dylan Thomas le encantaba el cine. Le dedicó un poema, trabajó en un número de documentales durante la Segunda Guerra Mundial (su mala salud lo eximió del servicio activo) y escribió varios guiones, ninguno de los cuales se filmó. Desde su muerte, acaecida prematura y repentinamente en 1953, se han planeado numerosas biografías, ninguna demasiado exitosa.

Por desgracia, el filme dirigido por John Maybury no va a cambiar esa tendencia con una película que llega a España con dos años de retraso.

En el límite del amor, tras ser rechazada en Cannes, abrió el 18 de junio el Festival Internacional de Edimburgo de 2008. Si bien no recibió las mejores críticas, sin duda Keira Knightley y la ex modelo Sienna Miller aportaron glamour a un evento cinematográfico que se celebraba por primera vez en sesenta y un años fuera del famoso festival de agosto. John Maybury recibió hace doce años el mayor trofeo del festival, el Michael Powell Award, por El amor es el demonio (Love is the Devil, 1998), notable película sobre otro icono de las artes británicas, Francis Bacon.

En el límite del amorDurante los bombardeos aéreos alemanes de 1940, Vera Phillips (Keira Knightley) trabaja como cantante en los refugios subterráneos londinenses. Cuando se reencuentra casualmente con su primer amor, Dylan Thomas (Matthew Rhys), los sentimientos entre ellos se reavivan, a pesar de que Dylan está ahora casado con Caitlin (Sienna Miller), una temperamental ex-bailarina irlandesa. La relación entre Dylan y Caitlin es tormentosa y ambos viven numeras aventuras al margen de su matrimonio. Sin embargo, Caitlin reconoce en Vera un peligro real y así se lo advierte. A pesar de su rivalidad, las dos mujeres se hacen amigas y el trío comparte habitación, con camas separadas por una exigua cortina. El capitán William Killick (Cillian Murphy) convence a Vera para que se case con él apenas unos días antes de ser enviado al frente. Vera, embarazada, regresa con los Thomas a la campiña galesa, donde vive en una casita a escasos metros de ellos. Aunque quiere a su marido, Vera parece incapaz de desligarse de sus sentimientos por el poeta. Cuando William regresa, comprensiblemente cambiado por los horrores de la guerra y con dudas razonables sobre la paternidad del pequeño, sus celos explotan y ataca a Dylan. La relación entre el cuarteto nunca volverá a ser la misma y Vera se verá obligada finalmente a elegir.

Maybury estaba trabajando en The Jacket (2005) cuando Kiera Knightley le dio el primer borrador del guión escrito por su madre, Sharman Macdonald, y lo convenció para que dirigiera la película. Macdonald tenía en mente el papel de Caitlin para su hija, pero ésta prefirió interpretar a Vera. El personaje de Caitlin estaba destinado a Lindsay Lohan, quien se retiró inesperadamente del proyecto dos semanas antes de empezar el rodaje y fue rápidamente reemplazada por Sienna Miller.

Es una pena que el doblaje pase por alto el trabajo de los actores con los diferentes acentos. Matthew Rhys es un actor galés que interpreta a un galés que se esforzaba por perder su acento y sonar inglés. Keira Knightley es una inglesa tiene que parecer galesa, Sienna Miller es una inglesa que encarna a una irlandesa y Cillian Murphy es un irlandés que interpreta a un inglés. Mucho se ha hablado del miedo de Keira Knightley a cantar en la cinta. No tiene una gran voz, pero lo hace correctamente. Es de lamentar que, en medio de tanto numerito musical, la partitura del genial Angelo Badalamenti, habitual colaborador de David Lynch, pase desapercibida.

El principal problema del filme es que no sabemos de qué trata realmente. No es una biografía, pero también falla como estudio de la amistad entre las protagonistas, como retrato de la figura del famoso escritor galés y como plasmación de una época. Vayamos por partes.

En el límite del amorEstá bien documentado que, en 1945, un traumatizado Killick regresó a la costa galesa tras combatir con las guerrillas griegas y se encontró con lo que parecía ser un ménage à trois entre su esposa Vera, Dylan y Caitlin, y con que el trío había vaciado su cuenta bancaria. Después de unas cuantas copas, Killick amenazó a Dylan Thomas y a algunos de sus amigos con una ametralladora, con la que disparó varias veces, y con una granada de mano defectuosa. El capitán fue juzgado por intento de asesinato, cargo del que sería absuelto. El que Vera tuviera una relación sexual con Thomas a los quince años y que fuera su amante durante la guerra son, según los biógrafos, meras conjeturas sin demostrar. Así pues, la premisa de la que parte el filme, la relación amorosa entre Vera y Dylan, es algo bastante improbable.

En cuanto a las protagonistas y su relación, Vera y Caitlin insisten en decir que son mujeres independientes, pero no se comportan como tales. Vera es cantante, pero jamás se comenta nada sobre su interés en su carrera, Caitlin dice que su talento está reprimido por el de Dylan, pero no sabemos nunca realmente cuál es ese talento ni conocemos sus aspiraciones. Hablan de su amistad y se comportan como adolescentes, pero sin que veamos la profundidad real de su vínculo.

En cuanto Dylan Thomas, que abrazó con entusiasmo la pose del poeta maldito, mujeriego, bebedor y autodestructivo, parece haber sido un hombre a menudo encantador, pero también infantil y caprichoso. El filme, sin embargo, va más allá al retratarlo como un mentiroso que no duda en tratar de destruir a un hombre (cuyo dinero acepta gustosamente) para conseguir lo que quiere. Esto, en realidad, no ocurrió así.

El personaje del capitán Killick, con un desaprovechado Murphy, adolece igualmente de profundidad.

Ninguno de los protagonistas llega a despertar nuestras simpatías y de ese modo es difícil que nos impliquemos realmente en lo que les ocurre. Asimismo, ninguna de las cuatro historias de amor que se retrata es lo suficientemente fuerte para mantener nuestro interés.

En el límite del amorLa falta de definición también se refleja en el aspecto visual, que no sabe si decantarse por el realismo (la vida en Gales) o por una fantasía estilizada (los números musicales interpretados por Vera, las atmósferas cargadas de humo de los clubs, el exceso de primeros planos, algunos de los cuales podrían muy bien servir como anuncios publicitarios de una marca de maquillaje). La elección de los intérpretes, dos de las actrices inglesas más bellas de la actualidad y dos actores igualmente atractivos, ya supone una manifiesta idealización de los personajes reales. La iluminación, el vestuario y el maquillaje, especialmente en tiempos de guerra, resultan demasiado sofisticados para resultar creíbles. El mundo está en guerra, Gran Bretaña lucha por sobrevivir y lo que vemos es un grupo de jóvenes que se dedican a beber, fumar, bailar, tener aventuras y hacerse desgraciados los unos a los otros.

Es posible que este trabajo pretenda ser una historia inolvidable sobre el amor, la pérdida y la amistad, pero no lo consigue. Salimos del cine sintiéndonos extrañamente fríos, para nada conmovidos. No es que sea una fanática de los encasillamientos, pero creo que lo va a tener difícil, a pesar de su conocido reparto, a la hora de encontrar su audiencia. Mucho me temo que espectadores de ambos sexos la encontrarán "poco satisfactoria", aunque sea por motivos bien distintos.

En el límite del amorSin embargo, en una escena William dice algo así como que hay gente que va a la guerra para que otros, los intelectuales, puedan teorizar (de un modo seguro) sobre ella. Eso es precisamente lo que hacemos los críticos. Teorizamos, analizamos, desmenuzamos, diseccionamos, apedreamos películas que la mayoría de nosotros no seríamos capaces de crear.
 



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