Cinema Jove: 25 aniversario (I)

Un festival de cine. Al encuentro con su historia

Por Adolfo Bellido López



Inicio una serie de escritos, tal como prometí, referidos al acta fundacional de Cinema Jove, así como a la ciudad que lo acogió, a sus vaivenes a lo largo de los 18 años que estuve coordinando el apartado escolar (los primeros 18 de los veinticinco de su existencia), al tiempo que hablaré del desarrollo actual (tanto del general como del apartado escolar). Todo ello, claro, desde mi punto de vista. Manos a la obra, pues, Se enciende el proyector la primera de las películas comienza a hacerse realidad.


web Cinema Jove


Un libro. La (relativa) crónica escrita



Entrando en harina

Hace días, bastantes, que acabo la 25 edición del festival (de cine) Cinema Jove que tiene lugar en la ciudad de Valencia (España) en la segunda quincena de junio desde casi sus orígenes (la única excepción probablemente fue el año que inicio su andadura). Durante su celebración analicé (ante todo) en este blog los largometrajes (nueve en total) que se presentaron a la sección oficial del festival. También Luis Tormo subió al blog hace poco un interesante análisis sobre la retrospectiva–homenaje a Mateo Garrone, el director de la conocida Gomorra. Antes de que (realizase) esta película se estrenase en España, Garrone había presentado varias anteriores (al menos tres de sus largometrajes) en Cinema Jove. No sólo participaron en la sección oficial, también (algunas) recibieron premios.

Prometí al escribir diversas crónicas sobre C. J. 25 edición, que volvería, con calma, sin prisas, sobre el certamen, pero más que para comentar la última edición (aunque también) para centrarme en su historia, esa de la que participé, formé parte, a lo largo de los primeros 18 años de existencia del festival. He decidirlo hacerlo aún sabiendo que sobre mi va caer más de un rayo. Peor para quién los lance. Por mi parte no lo hago ni considerándome el gran maestre de la verdad, ni como ejercicio de complacencia o egocentrismo sino simplemente con el ánimo de aclarar algunos acontecimientos que no parecen nada claros a raíz del libro que se publicó por el festival, en colaboración con la filmoteca valenciana (http://www.ivac-lafilmoteca.es/pagina.asp), con motivo de la (casi inexistente) celebración, proclamación de sus 25 años de sol y de sombra.

También mis palabras tratan de defender lo que parecía no tendría que defenderse, pues en ello está la esencia del certamen, es decir los encuentros escolares transformados (cambiar para que todo sigua igual) desde hace años, sin que sepa demasiado la razón (quizá eso de escolares parezca no sonar, o sentar, demasiado bien) de ese cambio, en encuentros audiovisuales de jóvenes. De esos (disculpas porque los siga, seguiré, llamando como en sus inicios) encuentros puedo hablar con bastante conocimiento de causa: los parí, los impulsé…pero que conste sin que me consideré, en ningún momento, el creador del invento. Aparte de ser iniciados a dúo, su existencia se miraba en una experiencia que iba (desgraciadamente) quedando enterrada o desbancada por la nueva orientación que seguía el Festival de Cine de Gijón. Los encuentros valencianos tomaron el relevo de aquella antorcha antes de que su fuego se apagase.

Que nadie entienda estos artículos, estas líneas como un (inexistente) ajuste de cuentas ni (faltaría más) contra personas queridas, amigas que llevan, trabajan, coordinan las diferentes secciones del festival. Claro, muchísimo menos contra los tres directores que ha tenido el certamen, a las que agradezco toda la facilidad,web FICXixón libertad y medios que pusieron en mis manos (y en las de Ángel San Martín) para llevar a buen término el apartado escolar, ni, aún menos, contra quienes me ayudaron a lo largo de los años en esa sección del certamen ni con los que luego me siguieron. Uno ante todo es agradecido.




El libro

El libro editado con motivo del 25 aniversario (25 años inquietos Cinema Jove, festival Internacional de cine, 1966-2010) podría haber resultado importante como crónica, resumen, análisis, crítica del certamen así como para asomarnos a sus entresijos, pero el resultado final, en general, resulta fallido salvo en algunos puntos, en algunos de los artículos existentes en la publicación. No entiendo que se lleve a cabo este libro, de un interés más que limitado en detrimento (en el caso que no se puede editar este año —¿por la crisis?— otro libro) de otros que pudieran tener más interés para los cineastas como el (por poner un ejemplo) que se dedicó otros años a la obra del director homenajeado. Los amantes del cine, sin dudarlo, lo hubieron agradecido bastante más.

¿Qué interés tiene un libro que parece en casi la totalidad de sus páginas empeñado en loar el certamen? ¿A que viene la participación (los artículos que allí aparecen) de gente que pasó (o incluso confiesan que casi no pasaron) por allí? ¿A quién le interesan los datos y más datos de aquellos (quienes participaron, pasearon, colaboraron) que hicieron, formaron parte de C. J. (de forma especial) durante los nueve últimas ediciones? ¿Por qué, en su lugar, no se ha optado por realiza un crítica constructiva sobre su historia, sus secciones, el pasado, el futuro, sobre lo llevado a cabo o dejado de hacer, lo eliminado, innovado o asumido?

¿Qué novedad puede ofrecer un libro cuyas colaboraciones, en general, son enhorabuenas por los veinticinco años, por ser invitados al certamen? En general prolijos listados de producciones de diversos países (bien en cortos o en largos) sin olvidar citar a los autores. Un esfuerzo de escritura se circunscribe a una búsqueda en los catálogos del certamen. Se echa en falta un análisis en profundidad de estos años, sobra palmoteos de espalda.

Los recuerdos a las personas los carga el diablo; así se puede dejar sin nombrar a ciertas personas que tuvieron gran importancia en algunos momentos de la historia del festival Cinema Jove (no sé porqué ese empeño en llamarlo festival de cine Cinema Jove, pues el que sea de cine queda suficientemente afirmado en su denominación de origen)


Uno o dos paréntesis

Rafael MaluendaComo estos artículos son notas, referencias que van surgiendo a medida que escribo, en algunos momentos me veré obligado a hacer un alto para poder explicar, aclarar algunas cosas referidas a los puntos que voy tratando. Tal es en este instante:
    • Entre la lista de nombres aireados de forma exhaustiva por unos u otros faltan, seguro que son más, dos nombres ligados a la organización de periodos anteriores a la edición del 2000, momento en el que se hace cargo de la dirección Rafael Maluenda (en uno de sus artículos, concretamente el dedicado a colaboradores y demás en la actual década, se peca de excesivo listado de nombres. Demasiado revoltijo en el que se mezcla, por decirlo de alguna manera, mena y ganga). Creo que el trabajo de esas personas, una en sus inicios, la otra en su consolidación fue más que brillante. Quiero dejar constancia de ello, porque viví su gran trabajo. Son Teresa Boix y Dora Martí. Si de algo sirve así lo indico, al menos para que quede constancia, de mi agradecimiento hacia tan estupendas, generosas, esforzadas personas. • En uno de los artículos que escribí durante la celebración del certamen, aludí a aquellas personas que más historia teníamos o más conocíamos por años de presencia del certamen. Indicaba que, por este orden, éramos Paquí Molto (19 años) y yo (18). Pues va a ser que no, los más veteranos son Genis Tornero (21 años) a cargo de protocolo y Susana Torada (los mismos o más que Genis) que actúa de secretaría del Certamen. Desde luego ambos son, sin dudarlo, la memoria viviente del certamen (¡la de anécdotas que podría contar de todos estos años, Genis de los asistentes o Susana de las interioridades del certamen!)


Seguimos caminando

Presentación del libro `25 años...´¿Son las dos personas que coordinan el libro los más adecuados para hacerlo? Ambos han escrito, y bien, sobre diferentes aspectos (cinematografías, películas, directores) relacionados con el cine, pero no creo que sean las más entendidas sobre este tema. Ninguna ha estado integrada en el festival desde el comienzo, ni el paso que tuvieron o tienen por C.J. les hace tener una amplia visión de estos 25 años. Uno de los coordinadores es actualmente una de las personas que ojean filmes en otros festivales. Asistente incombustible en mil festivales. Partidista como somos todos a la hora de juzgar las películas. Eso si, estuvo de jurado en el primer encuentro (cuando aún no se trataba de un festival) como cuenta (ese primer contacto no pareció gustarle demasiado) en uno de los varios artículos del libro. No sólo da a entender implícitamente que aquel encuentro le pareció poco serio sino que también confiesa que la publicación en la que escribe no se preocupó del festival hasta años después. Como digo, actualmente es uno de los encargados de seleccionar los largometrajes que se presentan a la Sección Oficial. Es lógico, pues, que en el cuadernillo sobre el festival que aparece en su publicación (por cierto el cuadernillo —falsamente— informativo del festival de esa publicación, como de cualquier otra, cuesta dinero al propio festival) señale que todas las películas proyectadas en la S.O. son interesantes (ojalá eso fuera no lo ideal sino la realidad, que lamentablemente no fue). Sin duda es una de las bromas de ese gran amigo chistoso que es Antonio Llorens, pues ese es su nombre. Crítico, programador de salas, director de cine (sobre todo cortos), asistente a festivales. Una gran persona que puede contar multitud de historias del cine, de películas, de personas, de festivales. Pero eso no le avala como coordinador de este libro, que en sus orígenes no se sabía (supongo) por donde iba a transitar.

El otro coordinador de la publicación, escritor, crítico, mente repleta de datos, conocedor de gente del cine español, es Jorge Castillejo. Estuvo un año como jefe de prensa del certamen, luego fue, digamos, documentalista del certamen. Un todo, o casi, que tampoco le convertían en la persona indicada para ser un referente de la historia del festival.

¿Qué trataban de coordinar ambos? Buscar, por supuesto, información de todos los años de existencia, entrevistar a los principales protagonistas del certamen, encargar una serie de artículos a personas pero, ojo, (se supone) marcándoles el tema, evitando que escribieran (algo que actualmente se lleva bastante) lo que a cada uno le apetezca (recuerdo, por cercano en tiempo, que en nuestra ciudad, otro certamen, la Mostra de Valencia, de cine publicó el preciosista pero inútil libro dedicado a Berlanga). Los nombres que acudieron a la llamada de los coordinadores para escribir los diferentes artículos son una mezcla de personas ligadas al certamen junto a otras que pasaron por él (poco o mucho) o son amigos de sus amigos. El libro concluye con un resumen (discutible de acuerdo a lo que posteriormente indicaré) de los premios, jurados, publicaciones de los… ¡últimos veintidós años?.

Quiero dejar claro que nada tengo contra Antonio, ni contra Jorge. Son buenos amigos, estoy seguro que lo intentaron hacer lo mejor posible. Nadie es perfecto, algo que todos sabemos pero más los que nos dedicamos, de una u otra manera a esto del cine como nos recuerdan en algunos de sus diálogos títulos tan distinguidos como Con faldas y a loco o Desayuno con diamantes. Las buenas intenciones no producen siempre, como también sabemos los amantes del cine, buenos o excelentes resultados.

De todas formas la frustración (grande o pequeña, dependiendo de los artículos presentes) no es exclusivamente mía. Bastantes personas que han leído el libro me han hecho participes de su desilusión. Mi discrepancia, aunque algunos pueden pensarlo nada tiene que ver con el hecho de que no se me invitase a escribir en él, aunque creo tengo bastantes cosas que contar sobre la realidad (al menos mi verdad) del festival. Por algo fui co–fundador del certamen junto a Mario Viché. Coordiné el apartado escolar durante 18 años, propuse los homenajes a Roger Corman, Budd Boetticher y Basilio Martín Patino (sobre estos dos últimos directores escribí sendos libros), preocupándome de que los tres homenajes tuvieran gran relieve.

Tampoco entiendo (pienso que habrá decidido no acceder a escribir el correspondiente artículo, pues sí aparecen trabajos de dos de los directores que ha tenido el certamen: Mario y Rafa) por qué no aparece ningún artículo (valorativo, informativo) del tercer director que ha tenido el certamen (José Luís Rado), que dejó su cargo para centrarse íntegramente en su papel como director de la Filmoteca Valencia, donde tantos éxitos están obteniendo.

¿Se echa en falta a algún otro posible cronista de todo o parte de estos 25 años? Al menos debo citar a otra persona, Angela Molina, actualmente encargada del apartado audiovisual en la sala de arte Parpalló de Valencia. Ella no sólo fue durante unos años la encargada de coordinar una de las secciones del certamen, sino que estuvo a punto (como contaré en otra de las entregas de este trabajo) de ser nombrada directora cuando Mario abandonó (o fue expulsado, como mejor les parezca) la dirección del Certamen. Eso era después de la edición de 1996, un año después de que el PP arrojase al PSOE a la oposición, cambiando una gran etapa cultura por otra de juegos circenses. Algo que en la actualidad seguimos padeciendo en esta comunidad azotada (¿amordazada?) por la furia inquisitorial de sus dirigentes.

Comentando con un amigo el libro objeto de comentario, me enteré que otra persona clave en una de las secciones fue repescada a última hora para expresar sus opiniones, gracias a una de las personas integrantes del festival.


Escribe que algo queda

Basilio y Adolfo, en las calles de ValenciaMe cuesta trabajo entender por qué en el libro escriben personas que pasan por sus páginas simplemente para enviar su felicitación al certamen o por qué así (ellas, las páginas) parecen avaladas por un nombre aunque poco tenga que ver con el festival.

Dicho queda que son bastante discutibles los artículos destinados a resumir los cortos (o largos) que en estos años pasaron de este o aquel lugar. Nombres de autores, títulos, fechas. Datos existentes en los catálogos. Inútiles en la mayoría de los casos. Por los artículos circulan referencias a (¿veinticuantos?) años de cine (largo o corto) europeo, norteamericano, latinoamericano o del…resto (¿del mundo?) presentados en C.J.

Otros artículos realizan paseo similarmente pormenorizado por, digamos géneros y secciones: cine experimental, de animación, el mercado del corto, ciclos u homenajes (lo curioso es la escasa importancia que se da a la presencia de Patino en Valencia frente a la enorme importancia —lo fue sin duda pero tampoco es para pasarse— que se da —en exagerada mitificación— a Budd Boetticher, pero de esto ya hablaremos), la grandeza de un futuro de cine con excesiva loa a la presencia entre los que recibieron ese trofeo de (nada menos) Miguel Ángel Silvestre.

Sorpresivo es el apartado sobre las crónicas del festival (escasas) que aparecieron en la cartelera “Turia”.

Exhaustivo resulta el artículo–informe sobre el festival en la última década con un listado interminable de los colaboradores en este periodo.

Más incomprensible es la participación en el libro de algunos directores de cine o de otros eventos, de amigos que pasaron mucho o poco por el certamen con el fin de que procedan a cumplimentar los correspondientes parabienes. Algunas de estas colaboraciones son pobres, otras correctas o simplemente aplicadas. No citaré nombres de ningún autor. De todas las maneras puestos a buscar (inútiles) aplausos se podría haber volado más alto en la búsqueda de realizadores considerados, importantes, famosos tanto de aquí como de allá y que pasaron por el certamen presentado sus películas en uno u otro apartado del certamen (además de Paco Plaza, Sigfrid Monleón, quién estuvo ligado varios años al festival, o el, menos conocido —y único extranjero convocado para este akelarre— Hannes Stohr). Probablemente sus escritos hubieran sido más interesantes, lúcidos o divertidos. Como lo es, en su dimensión original, creativa el artículo de Isaki Lacuesta. Que aparece entre la tropelía que conformar este libro, pero que igualmente podía haber sido escrito para el festival o no, para el 25 aniversario o para cualquier otro aniversario o certamente, pero que al menos, en la línea de su cine, es diferente y… joven. Como es, debe ser, Cinema Jove.

Dentro de lo que sería un libro de análisis sobre la tarea efectuada por un festival, pienso que existen dos buenos artículos en cuanto no plantean datos sino que planean una reflexión, unos planteamientos teóricos–prácticos. Es uno, existen otros, de los caminos por los que debería haber transitado este libro.

En esos dos artículos se plantea el fondo, la forma de la sección (la misma, pero desde diferentes perspectivas) que afrontan. Ambas, curiosamente, como indico se refieren al mismo apartado, al encuentro escolar. Los que han escrito los artículos son dos personas amigas que conjuntamente, desde que en 2004 dejé el apartado escolar hasta 2009, se encargaron de la coordinación de la sección. Dos artículos que desde propuestas diferentes, pero no opuestas, afrontan el audiovisual en el aula. Uno de los escritos corresponde a mi colaborador durante años en la sección, Ángel San Martín también compañero en nuestra —esperemos momentáneamente— perdida revista Encadenados, así como en este aplicado blog. La otra persona llegó al apartado escolar cuando dejé el certamen. Se trata de Ciro Ballester, un profesor cuya amistad había tenido el gusto de compartir en algunos cursos que yo había impartido. Alumnado de Ciro también participó y recibió premio en años anteriores al de su incorporación a la gestión del encuentro. Ocupó un puesto en el encuentro, cuando en 2003 decidí abandonar la coordinación del festival. Sí, querido Rafa, dejé el certamen en 2003, pero no como dices en tu artículo resumen de la década porque me jubilase. Por ese hecho, como bien sabes, no lo hubiera dejado. No, en ese año no me jubile de mi trabajo como profesor. Eso sería unos años más tarde, en 2007. logo `Encadenados´Lo que no quiere decir que desde ese año (en que me jubilé) dejase todas las actividades. Me gusta seguir profundizando en algunas, indagar en otras, buscar otras nuevas. Algunos no paramos al menos hasta que se nos obligue a hacerlo cuando nos marchemos ni se sabe donde.

Sí, Rafa, dejé Cinema Jove como bien explique a Ángel, y escribí en mi artículo de despedida (que pocos conocían de antemano) en el diario de Cinema Jove el mismo día de la clausura del apartado escolar (enormes gracias para quien llevaba entonces el diario, Eduardo Guillot, que guardó celosamente ese artículo sin darlo a conocer a nadie de forma que fue, para muchos, una sorpresa mi salida del encuentro escolar).

Son varias las razones por las que dejé el certamen. Sabía, eso sí, que quedaba en las buenas manos de Ángel. Me parecía que era preciso que me fuese. Eran demasiados años coordinando el apartado. Deberían buscarse (quizá mi marcha lo hiciese posible) nuevas ideas, nuevas rutas. La incorporación de Ciro lo consiguió en cuanto se abrió el encuentro a más relaciones externas, posibilitó una serie de pactos, de proyección de los videos premiados en varios lugares, pero la formula interna (salvo unos animados actos de clausura) siguió siendo prácticamente la misma. Un encuentro instructivo, festivo al igual que durante toda su vida, con el lastre (sin saber como solucionarlo) de que las conferencias, charlas teóricas o prácticas que acompañan a las proyecciones siguen sin tener audiencia. El alumnado invitado sólo parece interesarse por vitorear sus producciones al tiempo que acompañan o critican las de los compañeros.

Tampoco, hablaré de ello en este momento, probablemente será en otro de los capítulos de estas entregas: la razón o sinrazón por la que el encuentro no se ha conseguido integrar en el certamen propiamente dicho. El hijo parece que no acoge como se debe al padre. Y es que con el encuentro (el padre) nació Cinema Jove. Con el paso del tiempo el hijo ha crecido mientras que el padre parece haber quedado empequeñecido. Esperemos que, aunque sea desde un planteamiento freudiano, el hijo no termine por matar al padre.


Sobre la coda del libro

Libro sobre Budd BoetticherLa coda, lo que cerraría el libro, debería ser el artículo–historia que envió su día Boetticher para acompañar el pase en una de las ediciones del festival Cinema Jove (no en el de su homenaje) de Seven men from now. El artículo no es nada del otro mundo. Más que hablar de ese filme, el director–contador se dedica a narrar una de las historias que una y otra vez enlazaba Budd. Es como una escena más de su película. Es curioso pero la mayor parte de los directores de cine que conozco hacen lo mismo: relatar cosas de su vida como si fueran partes de alguna de sus películas. Las historias de la historia. O al revés.

Si aparece esta narración de B. B. en este libro (lo comenté o insinúe antes) es por la gran querencia de siempre (luego amistad personal) que el actual director de Cinema Jove, Rafa Malvenda, tiene por su cine. Así en otro artículo del libro nos habla sobre su encuentro con Budd en el año 1985 cuando se le realizó el homenaje al director norteamericano. Por cierto señalo un pequeño error de apreciación de Rafa: quién más tiempo estuvo con él cuando visito Valencia, fui yo, no Mario. De esa estancia de Budd en Valencia, como de otras cosas, hablaré en posteriores entregas de esta saga. Escribí el libro sobre la obra de B. B. con la aportación de Pedro Nuñez Sabín, el subdirector de nuestra Encadenados. En ese momento, nuestro libro (creo que lo sigue siendo) era el único en el mundo que abarcaba, estudiaba toda su obra. De todas maneras para mi Budd no es, ni de lejos, el director de western que más me interesa. Dejando a un lado a los grandísimos, me quedo, sin duda, en el género con Anthony Mann que, sino es excelentísimo, sí está acariciando la grandiosidad en sus western.

De todas maneras el libro, como debiera, no se cierra con ese anexo sino con otro titulado: jurados, palmarés, publicaciones. Una relación escueta, fría sobre todo lo ocurrido de acuerdo al título del anexo, a lo largo de los años del certamen pero que comienza asombrosamente en 1989, tres años después de la considerada como fecha de nacimiento del certamen. O sea se suprimen los tres primeros años. Eso si, se pone una nota a pie de página diciendo que durante esos años la edición fue dedicada al encuentro audiovisual de jóvenes, bueno en tal caso sería al encuentro escolar, digo yo.

La realidad es así ¿o es otra? ¿Se cuenta el inicio en ese año de 1989 o tres antes? Si es lo primero, en 2010 no se cumplen los 25 años de existencia. De ser así se debería a que los tres anteriores años no fueron los adecuados al tono del festival (iba a escribir a su internacionalidad, pero no sería correcto pues el certamen pasó a ser internacional unos años después de ese 1989) por lo que este año no sería el 25 sino el 23 aniversario. ¿Qué se acepta realmente? Si aceptamos que estamos en el 25 aniversario se deberían haber incluido durante esos tres años los premios y los jurados que los otorgaron. ¿Es que acaso no existen las actas de esos primeros encuentros? ¿Se suprimen por decreto?

Más bien será lo segundo. El ejemplo está en los datos incluidos desde 1999. En ninguno de esos años aparecen ni los premios escolares, ni los jurados de esos galardones. Incluso, en un lamentable error, en el año 1991 no se certifica la existencia del apartado escolar. Eso si, durante todos los años (1989-2010) aparecen relacionados absolutamente todos los premios y jurados de las distintas secciones. ¿Tanto espacio llenaban los grupos escolares para ser eliminados? Se convierte, así, al padre en un proscrito, en un fuera de la ley al que no se puede nombrar por miedo a no se sabe qué contagio. ¿Exageración? No lo creo. Si no, tomen nota de lo ocurrido, entre otras grandes o pequeñas afrentas en la presente edición:
    • El día de la gala de la inauguración de este año, pasaron al escenario los jurados de las distintas secciones del festival excepción, claro, de los jurados del apartado escolar, al que parece, incluso, se mantiene aislado del resto del certamen en sus sesiones. El contacto entre esta sección y el resto del certamen es prácticamente nulo a no ser por la presencia en la inauguración y clausura del encuentro del director del certamen. • La no inclusión de actividades o secciones del encuentro en la programación general del certamen en el programa general que aparece en algunas carteleras, medios e incluso en el propio diario editado por el certamen. • la prácticamente nula información que el propio periódico del festival dedica al apartado escolar. Cuando lo hace se equivoca como ocurrió al día siguiente de la clausura. Ese día los premios de las distintas secciones se mezclaron unos con otros, no se mentaba al jurado, llegando a decirse, lo más divertido, que por cuarto año consecutivo existía, se daban los premios del encuentro audiovisual de jóvenes. Tamaño desliz se lo comuniqué al gabinete de prensa. Aceptaron el error, prometieron una rectificación que… nunca llegó a producirse. O sea que, por todo lo indicado anteriormente, es imposible considerar que C.J. haya cumplido 25 años. Deberá, pues, celebrarse dentro de tres años. Es lo lógico.

He hablado, en esta primera entrega, sobre el libro de los 25 años (libro poco inquieto a pesar de esa palabra en el título), sobre su relativo interés. Un punto de partida para adentrarme en “mis” 18 años de estancia en C. J. como coordinador del apartado escolar, en aquel pasado en que decidimos co–fundar el encuentro junto a Mario, el primer director que tuvo el certamen aunque en aquel entonces (en honor de la verdad) ninguno de los dos hablamos de encuentro de grupos escolares sino de experiencias docentes de, o en, la Comunidad Valencia.

Una vuelta que llevaré a cabo sino exhaustiva si de forma intensa sobre esos años, aclarando más que desmintiendo algunas de las cosas que se afirman en el libro. Aunque al final todos nos quedaremos con nuestro personal rashomon.

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