José Luis Borau, adios a un clásico
“En mi vida no he hecho más que leer y ver películas”(José Luis Borau)
Este pasado 23 de noviembre de 2012 murió el director de
cine José Luis Borau. En realidad el término director apunta únicamente a una
parte de su actividad pues Borau fue guionista, productor, actor, crítico,
profesor, novelista y ejercicio su labor en instituciones como la Academia del
Cine, de la que fue su presidente entre 1994 y 1998, o miembro de la Real Academia
de la Lengua (ocupaba la silla B de la RAE).
Nacido en 1929 y perteneciente a la generación de directores
que comenzaron a dirigir sobre el año 1960 (Patino, Saura, Picazo, Camús, etc.)
y que se englobaron bajo el término de nuevo cine español, Borau siguió un camino
independiente, propio y alejado de modas (similar a Patino) que, tras su cortometraje
para la práctica de fin de curso, En el río (1960), comienza con una adscripción
al cine de género, el western en Brandy (1965) y el policiaco en Crimen de
doble filo (1964), quizá por su pasión por las estructuras clásicas del cine
nortemericano.
Hay que matar a B |
Con Hay que matar a B (1973), una producción llena de
dificultades, daría el salta a la internalización (coproducción, actores
extranjeros, rodaje en diferentes países, etc.) para crear un producto atípico
en nuestro cine. La coproducción la
ensayaría también con La sabina (1976) y con Río abajo (On the line, 1984). En
este filme quiso contratar a Orson Welles para rendirle homenaje por Sed de mal, finalmente los
innumerables problemas de producción lo impedirían, pero esos problemas de
producción y postproducción de Río abajo quizá fueron el mejor homenaje a
Welles.
Furtivos (1975), rodada en el quicio de la España de la
dictadura de Franco y la España democrática que se avistaba ya en el horizonte,
fue su mayor éxito. Es el momento en que la trayectoria del cineasta y el
momento histórico coinciden, convirtiéndose en una obra clave en el cine de la
transición. El bosque donde transcurre
la película venía a simbolizar nuestra España metaforizada en un guión
coescrito por Manuel Gutierrez Aragón.
Tras la experiencia fallida de La sabina y la caotica producción de Río abajo, Borau retornaría
al primer plano de la actualidad cinematográfica con Tata mía (1986),
trabajaría en televisión con la serie Celia y terminaría dirigiendo dos
películas que pasaron un tanto desapercibidas, Niño nadie (1997) y Leo (2000).
La semana pasada se presentaba el libro de Bernardo Sánchez
con un título que la reciente muerte de Borau se ha encargado de certificar José
Luis Borau. La vida no da para más. Para quien desee profundizar en la obra de
Borau nosotros recomendamos el libro escrito por Carlos F. Heredero, José Luis Borau. Teoría y práctica de un
cineasta, editado por la Filmoteca de España en 1990, y donde se repasa
minuciosamente toda la trayectoria como director pero también todos sus
trabajos como guionista, actor, productor, director de publicidad, crítico, etc.
Borau y sus manos blancas durante los Goya de 1998 |
Se ha ido un grande de nuestro cine y de nuestra cultura, un
autor imbricado en todas las parcelas cinematográficas y una persona que se
guiaba bajo los parámetros de la independencia, el compromiso y su fidelidad al
cine clásico.
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