Entrevista a Ana Lorenz
Ana Lorenz Fonfría, Valencia 1977. Licenciada en Comunicación Audiovisual por la UAB (Universidad Autónoma de Barcelona) y graduada en Dirección Cinematográfica por el CECC (Centre D’Estudis Cinematogràfics de Catalunya).
Filmografía como directora:
Conchín se lo traga, 2010. En postproducción. Codirigido con Abel Zamora.
Videoclip Lovers Ambros Chapel, 2010. En Postproducción. Codirigido con Ricardo Sánchez-Sáez.
Algo queda, 2010.
No dices nada, 2009. Codirigido con Abel Zamora.
Videoclip Fugaz The Pinker Tones, 2008. Codirigido con Celia Galán.
Spot La moneda, 2008.
Inmóvil, 2007. Codirigido con Joan Planas.
De corazón, 2006. Codirigido con Abel Zamora.
24 veces por segundo, 2003.
Amanda, 2003.
No hay insomnio, 2001. Codirigido con Ana Jiménez.
Entrevista realizada por Adolfo Bellido, en Valencia:
Adolfo Bellido — Tienes varios cortos realizados en colaboración ¿Cómo se llevó a cabo ese trabajo compartido?
Ana Lorenz — He codirigido con distintas personas y en cada caso fue diferente. Con quien llevo una trayectoria más larga como codirectora es con Abel Zamora (actor, guionista y dramaturgo). Juntos hemos dirigido 3 cortometrajes hasta la fecha. En un primer momento nuestras labores estaban más divididas: él se dedicaba más a trabajar con los actores y yo me centraba más en la parte técnica y en la planificación. Pero con el tiempo esta mecánica de trabajo ha ido evolucionando. Así en Conchín se lo traga, nuestro último trabajo aún en fase de postproducción, hemos compartido casi a partes iguales todas las labores.
Adolfo — En tus películas has sido además de directora, guionista, montadora… Incluso en Algo queda escribes la letra de la canción. ¿En cuál de esas labores te involucras más?
Ana — Ante todo me considero directora pues todas mis demás actividades giran alrededor de ésta. Si escribo es para poder dirigir y sólo monto el material que he rodado como prolongación del trabajo de dirección. Disfruto mucho tanto de la escritura como del montaje pero no tengo grandes aspiraciones en ninguno de estos dos campos por sí mismos. Definitivamente lo mío es dirigir.
Adolfo — ¿Dirigirías una película que no hubieses escrito? ¿Piensas que de hacerlo dejarías de ser la `autora´ del filme?
Ana — Por supuesto, de hecho los tres cortometrajes que he codirigido junto a Abel Zamora han partido de guiones suyos. De todas formas pienso que es muy difícil encontrar un guión que de entrada te convenza completamente y que refleje la visión personal que, como director, se tiene de la trama, los personajes, del tema. Por eso, considero imprescindible que el director, aunque no escriba el guión, tenga la posibilidad de trabajar con el guionista en una fase final de reescritura, justamente para potenciar esa implicación. De todas formas dirigiendo guiones de otro mis películas no perderían mi sello personal. Hacer un filme supone trabajar en equipo, pero es el realizador quien marca la dirección hacía el punto que desea irse. Es la razón del cine. No supone un problema el que el guión fuese escrito o no escrito por mí. Debo dejar claro que estoy a favor de la autoría pero también de la profesionalización del cine. Hay grandes directores que son excelentes guionistas pero forzar a todos los realizadores a seguir esa forma de trabajo por defecto es un error ya que no todos tenemos las mismas aptitudes.
Adolfo — ¿Qué tipo de cine te interesa? ¿Quiénes son tus directores, tus películas favoritas del pasado o del presente?
Ana — Difícil tengo esta respuesta porque no soy nada dada a hacer listas de mis películas o directores preferidos. Pero si tengo que hacerlo, ahí van algunos ejemplos. Diría, sin pensarlo demasiado, que en mi lista de directores preferidos, entre bastantes más, estarían Éric Rohmer, Woody Allen, Billy Wilder, Kubrick… Sé que me dejo muchísimos otros maravillosos por puro despiste. Luego me va a saber fatal no haberme acordado de todos ellos. De todas formas soy más fan de las películas en sí mismas que de los directores porque es muy difícil mantener una filmografía excelente y, hasta los mejores, tiene películas más flojas o que sencillamente no me llegan tanto.
Una de las últimas películas que me ha impactado ha sido Ciudad de vida y muerte.
Adolfo — Has realizado varios cortos de ficción pero también has realizado un spot, un videoclip? ¿Te interesa trabajar en el mundo de la publicidad? Como sabes grande directores españoles como Erice o Patino han dirigido gran cantidad de spots. Godard fue quién dijo en alguna ocasión que le gustaba la publicidad pues era la mejor forma de experimentar.
Ana — Me gustaría poder trabajar en publicidad pero hasta ahora no se puede decir que lo hiciese. Es cierto que la publicidad puede ser muy creativa y un gran reto por la concisión que requiere, aunque me da la sensación de que el realizador tiene menos libertad. Sea como sea, me gustaría probar el medio.
Adolfo — Tu obra se fija sobre todo en `los personajes´. Limitas el plano de forma que entran dentro unos pocos personajes, incluso tienden a rodar en primeros planos. En los cortos que he podido ver entre los realizados, las personas tomadas `individualmente´ (dejando a un lado alguno de tus primero cortos rodado en blanco–negro desde un cierto carácter experimental) son esenciales. Por momentos, pienso, son más `ellos´ que actores. En el corto españoles actuales parece ser la forma de encarar los cortos (probablemente también en general los largos). Me figuro que eso conlleva por tu parte una gran confianza en el valor de los actores.
Ana — Es fundamental el trabajo con los actores, crear esa identificación con el personaje y el actor y que éste resulte creíble. Una de las cosas más bonitas y mágicas del cine es cómo, aún sabiendo que todo es mentira, nos emocionamos con las vivencias de los protagonistas. El hacerlo realidad es, en gran parte, mérito de los actores. Confiar en ellos es básico, ya no para hacer una buena película, sino para empezar a construir algo.
Adolfo — Algo queda me recuerda en parte el premiadísimo corto Alumbramiento de Chapero-Jackson, mientras que No digas nada que retrotrae levemente a Hable con ella de Almodóvar.
Ana — Ví Alumbramiento después de escribir el guión de Algo queda y, aunque sí que hay puntos en común entre ambos cortometrajes (además de compartir a la actriz Marta Belenguer y al compositor Pascal Gaigne), creo que mi visión de la muerte es más positiva, aunque no sé si Eduardo Chapero-Jackson estaría de acuerdo en lo que digo.
Sobre Almodóvar, te diré, que admiro su estilo propio y personal pero sus películas no me interesan demasiado. Creo que fallan bastante en el guión.
Adolfo — ¿Cómo surgió Algo queda?
Ana — La realicé para el II Certamen SNC FILM que este año se centraba en la figura del cuidador de Alzheimer.
Adolfo — ¿Cuál ha sido el coste?
Ana — El cortometraje ha costado unos 18.000 € más unos 3.000 € que destinaremos a su distribución.
Adolfo — ¿Cuánto duró el rodaje?
Ana — Lo rodamos en 5 jornadas. La parte de la actualidad en 3 días en Valencia y la parte de los años 70 se rodó en 2 días en Alzira.
Adolfo — ¿Habéis contado con subvenciones?
Ana — Mi guión fue uno de los finalistas en el II Certámen SNC FILM, por lo que recibí 15.000 € para invertirlos en su realización.
Adolfo — Me figuro que ruedas es sistema digital lo cual, incluso, te facilita el montaje posterior, que también llevas tú a cabo.
Ana — Algo queda está rodado en Súper 16mm. Es la primera vez que, como directora, he rodado en formato fílmico, lo cual para mí ha sido un reto añadido. De todas formas el montaje se ha hecho en digital, con el telecinado a HD. Y, efectivamente, lo he montado en mi ordenador.
Adolfo — El destino de los cortos es triste. En gran cantidad de ocasiones su única posibilidad es darse a conocer es en los festivales, pasar de uno a otro. Sin que lleguen a gran cantidad de espectadores, que es lógicamente a lo que tendéis (que deberían ser el destino al que tendéis). En general en los cortos se trabaja con un equipo de amigos sin que nadie cobre nada. Una vez terminados iniciando el camino de los festivales de cortos. Ver si se selecciona para algún festival de los `grandes´, o para los Goya o… los Oscar. ¿Qué se podía hacer para que los cortos entrasen en los canales de distribución normal?
Ana — No tengo ni idea. Mi sensación es que la producción va por un lado y la distribución va por otro (incluso en el caso de los largometrajes). Pero no tengo ninguna solución al respecto.
Adolfo — A partir de este momento ¿Cuál es el `camino´ que va a recorrer tu corto?
Ana — Gracias a que ganamos el primer premio en el II Certamen SNC FILM contamos con 3.000 € para invertir en la promoción y exhibición del cortometraje, por lo que lo enviaremos a todo tipo de festivales tanto nacionales como internacionales. El cortometraje salió no hace ni dos meses. De momento ha participado en el II Certámen SNC FILM donde ganó el primer premio del jurado al mejor cortometraje y en el Young Values Short Film Festival donde ganó el premio Rovira–Beleta al mejor guión. Habrá más festivales pero aún no sabemos en cuáles será seleccionado.
Adolfo — ¿Cómo llegaste a trabajar en Algo queda con esos estupendos actores, con esa admirable niña?
Ana — Gracias al asesoramiento de algunos amigos como Abel Zamora y de mi productor ejecutivo Cristian Guijarro. Dediqué mucho tiempo a elaborar el casting, con la dificultad añadida de que varias de las actrices interpretan al mismo personaje en diferentes momentos de su vida, por lo que tenía que tener en cuenta cierto parecido físico y/o de fisonomía.
Antes de comenzar el rodaje no tenía ninguna relación de amistad con ninguna de las actrices por lo que la forma que tuvimos de acercarnos a ellas fue confiando mucho en el guión y en los personajes que les proponíamos. Su respuesta fue fantástica y pudimos contar con un excelente electo formado por Marta Balenguer, María Alfonsa Rosso, Cristina García, Teresa Soria y Pepa Miralles.
El caso de las niñas fue diferente. En otros países no sé, pero en España no existen los niños actores, por lo que me centré en encontrar a una niña de 4-5 años a quien le gustara la idea de salir en una película y quisiera hacerlo. Magalí Aparisi fue la segunda (y última) niña que vi. El resultado final está a la vista.
Adolfo — ¿Qué quieres expresar en la película? Creo que tu idea va más allá de hacer un filme sobre el mundo del alzheimer.
Ana — El punto de partida del concurso de guión al que me presenté era reconocer el trabajo de los cuidadores de enfermos de Alzheimer. Respetando esto, porque además creo que en sí mismo es un tema interesantísimo y lleva implícito una gran potencial dramático, deseaba realizar una obra personal sin caer en el panfleto o en el estricto prospecto médico.
Por una parte la película muestra un paralelismo inverso entre la niñez y la vejez, también reflexiona sobre los cambios de roles que las personas sufrimos a lo largo de nuestra vida y, por último, es un homenaje a las madres y a su amor incondicional.
Adolfo — En tu corto encuentro varias líneas de interés, algunas las acabas de indicar, como son: el `reconocimiento´ de la labor de los padres para `sacar´ a los hijos adelante, enseñándoles a `vivir´. En ese aspecto —invirtiendo luego los términos— el filme se convierte en una historia sobre la dificultad–necesidad del aprendizaje, sobre la dureza de la vida… Pero, también, sobre el amor, la convivencia….
Ana — Sí, claro, pero para mi todo se puede resumir en un “cuidar de los nuestros”. Ésa es una de las formas más sinceras de mostrar amor hacía los demás. A simple vista no es muy romántico ni heroico, ni glamuroso pero es básico en el día a día.
Adolfo — En principio la idea es, o parece, simple. La basas en la `unión´ (cambiante) de dos tiempos, de dos situaciones, lo que da pie para plantear un claro análisis de una situación de forma que puedan entenderse los procesos de crecimiento–aprendizaje, declive–desmemoria. Lo que se va aprendiendo, como en un ciclo invertido, se olvida. Una especie de línea que lleva del nacimiento al adulto, para invertirse posteriormente el proceso: el adulto se convierte en alguien que va volviendo a la infancia pero ahora en un camino que le lleva a la muerte, a la desaparición. ¿Cómo te planteaste la relación entre esos `caminos´, en el paralelismo de ambas situaciones?
Ana — Ese paralelismo inverso entre niñez y vejez es un tema que me interesaba desde hacía tiempo y aquí encontré la oportunidad de desarrollarlo ya que por una parte reforzaba la idea del cambio de rol entra la madre y la hija y al mismo tiempo me servía para darle un pasado y una identidad (perdida y olvidada) a la anciana que padece Alzheimer.
Adolfo — ¿Conocían directamente algunos casos de esta enfermedad? ¿Te asesoraste en centros especializados?
Ana — Mi abuela padeció demencia senil, que aunque no es exactamente igual que el Alzheimer, sí que tiene mucho en común. Igualmente me documenté sobre las llamadas tres fases del Alzheimer (y que intentó reflejar en mi corto dividiéndolo narrativamente en tres bloques). Por último, hemos contado con la ayuda y el apoyo de la A.F.A.V. (Asociación de familiares de enfermos de Alzheimer de Valencia) y pudimos rodar con pacientes de verdad una de las secuencias en el centro de día para enfermos de Alzheimer.
Adolfo — Nacimiento–muerte, desvelo de los padres por los hijos, necesidad de aceptar esa entrega en todo o en parte, el seguimiento de la degradación de los seres… todo ello aparece en tu filme
Ana — Poco más me queda por añadir pues el cortometraje habla por sí solo. Sí que me gustaría recalcar que aunque Algo queda trata de una hija que cuida a su madre que es totalmente dependiente de ella, las hijas siempre seguimos siendo hijas y necesitamos que nuestras madres sigan siéndolo. Por eso el final del corto es positivo para la protagonista, porque por unos segundos se libera de su carga y vuelve a sentir que tan sólo es una hija en los brazos de su madre.
Adolfo — ¿Por qué aíslas a las dos mujeres? Es decir la madre parece no tener marido, se enfrenta sola a la enseñaza de su hija, luego pasa lo mismo en la posterior, pero equivalente, situación de hija cuidando/enseñando a la madre...
Ana — Es una cuestión puramente práctica. Si introducía más personajes la historia se alargaba innecesariamente y además se alejaba de lo que quería contar. Es una historia cuyo sentido recíproco tiene más sentido y fuerza si se centra en esos dos personajes.
Adolfo — Cara al futuro ¿prevés realizar un largometraje?
Ana — Ahora mismo estoy en el proceso de postproducción del cortometraje Conchín se lo traga, codirigido junto a Abel Zamora, y que espero se pueda ver en unos meses.
También tengo un proyecto de cortometraje que se llama Atari co–escrito junto a Ricardo Sánchez–Sáez y que, a través del Go (un juego de tablero similar al ajedrez) narra la vida de tres generaciones de japoneses (abuelo, padre e hijo) en España y cómo se integran o no con su entorno. La idea es rodarlo en septiembre.
En cuanto al largo, tendrá que esperar pues para ello necesitaría un productor. Mientras tanto seguiré rodando todo lo que pueda.
Adolfo — Esperamos tus próxima obras… Suerte.
Ana — Eso espero.
Filmografía como directora:
Conchín se lo traga, 2010. En postproducción. Codirigido con Abel Zamora.
Videoclip Lovers Ambros Chapel, 2010. En Postproducción. Codirigido con Ricardo Sánchez-Sáez.
Algo queda, 2010.
No dices nada, 2009. Codirigido con Abel Zamora.
Videoclip Fugaz The Pinker Tones, 2008. Codirigido con Celia Galán.
Spot La moneda, 2008.
Inmóvil, 2007. Codirigido con Joan Planas.
De corazón, 2006. Codirigido con Abel Zamora.
24 veces por segundo, 2003.
Amanda, 2003.
No hay insomnio, 2001. Codirigido con Ana Jiménez.
Entrevista realizada por Adolfo Bellido, en Valencia:
Adolfo Bellido — Tienes varios cortos realizados en colaboración ¿Cómo se llevó a cabo ese trabajo compartido?
Ana Lorenz — He codirigido con distintas personas y en cada caso fue diferente. Con quien llevo una trayectoria más larga como codirectora es con Abel Zamora (actor, guionista y dramaturgo). Juntos hemos dirigido 3 cortometrajes hasta la fecha. En un primer momento nuestras labores estaban más divididas: él se dedicaba más a trabajar con los actores y yo me centraba más en la parte técnica y en la planificación. Pero con el tiempo esta mecánica de trabajo ha ido evolucionando. Así en Conchín se lo traga, nuestro último trabajo aún en fase de postproducción, hemos compartido casi a partes iguales todas las labores.
Adolfo — En tus películas has sido además de directora, guionista, montadora… Incluso en Algo queda escribes la letra de la canción. ¿En cuál de esas labores te involucras más?
Ana — Ante todo me considero directora pues todas mis demás actividades giran alrededor de ésta. Si escribo es para poder dirigir y sólo monto el material que he rodado como prolongación del trabajo de dirección. Disfruto mucho tanto de la escritura como del montaje pero no tengo grandes aspiraciones en ninguno de estos dos campos por sí mismos. Definitivamente lo mío es dirigir.
Adolfo — ¿Dirigirías una película que no hubieses escrito? ¿Piensas que de hacerlo dejarías de ser la `autora´ del filme?
Ana — Por supuesto, de hecho los tres cortometrajes que he codirigido junto a Abel Zamora han partido de guiones suyos. De todas formas pienso que es muy difícil encontrar un guión que de entrada te convenza completamente y que refleje la visión personal que, como director, se tiene de la trama, los personajes, del tema. Por eso, considero imprescindible que el director, aunque no escriba el guión, tenga la posibilidad de trabajar con el guionista en una fase final de reescritura, justamente para potenciar esa implicación. De todas formas dirigiendo guiones de otro mis películas no perderían mi sello personal. Hacer un filme supone trabajar en equipo, pero es el realizador quien marca la dirección hacía el punto que desea irse. Es la razón del cine. No supone un problema el que el guión fuese escrito o no escrito por mí. Debo dejar claro que estoy a favor de la autoría pero también de la profesionalización del cine. Hay grandes directores que son excelentes guionistas pero forzar a todos los realizadores a seguir esa forma de trabajo por defecto es un error ya que no todos tenemos las mismas aptitudes.
Adolfo — ¿Qué tipo de cine te interesa? ¿Quiénes son tus directores, tus películas favoritas del pasado o del presente?
Ana — Difícil tengo esta respuesta porque no soy nada dada a hacer listas de mis películas o directores preferidos. Pero si tengo que hacerlo, ahí van algunos ejemplos. Diría, sin pensarlo demasiado, que en mi lista de directores preferidos, entre bastantes más, estarían Éric Rohmer, Woody Allen, Billy Wilder, Kubrick… Sé que me dejo muchísimos otros maravillosos por puro despiste. Luego me va a saber fatal no haberme acordado de todos ellos. De todas formas soy más fan de las películas en sí mismas que de los directores porque es muy difícil mantener una filmografía excelente y, hasta los mejores, tiene películas más flojas o que sencillamente no me llegan tanto.
Una de las últimas películas que me ha impactado ha sido Ciudad de vida y muerte.
Adolfo — Has realizado varios cortos de ficción pero también has realizado un spot, un videoclip? ¿Te interesa trabajar en el mundo de la publicidad? Como sabes grande directores españoles como Erice o Patino han dirigido gran cantidad de spots. Godard fue quién dijo en alguna ocasión que le gustaba la publicidad pues era la mejor forma de experimentar.
Ana — Me gustaría poder trabajar en publicidad pero hasta ahora no se puede decir que lo hiciese. Es cierto que la publicidad puede ser muy creativa y un gran reto por la concisión que requiere, aunque me da la sensación de que el realizador tiene menos libertad. Sea como sea, me gustaría probar el medio.
Adolfo — Tu obra se fija sobre todo en `los personajes´. Limitas el plano de forma que entran dentro unos pocos personajes, incluso tienden a rodar en primeros planos. En los cortos que he podido ver entre los realizados, las personas tomadas `individualmente´ (dejando a un lado alguno de tus primero cortos rodado en blanco–negro desde un cierto carácter experimental) son esenciales. Por momentos, pienso, son más `ellos´ que actores. En el corto españoles actuales parece ser la forma de encarar los cortos (probablemente también en general los largos). Me figuro que eso conlleva por tu parte una gran confianza en el valor de los actores.
Ana — Es fundamental el trabajo con los actores, crear esa identificación con el personaje y el actor y que éste resulte creíble. Una de las cosas más bonitas y mágicas del cine es cómo, aún sabiendo que todo es mentira, nos emocionamos con las vivencias de los protagonistas. El hacerlo realidad es, en gran parte, mérito de los actores. Confiar en ellos es básico, ya no para hacer una buena película, sino para empezar a construir algo.
Adolfo — Algo queda me recuerda en parte el premiadísimo corto Alumbramiento de Chapero-Jackson, mientras que No digas nada que retrotrae levemente a Hable con ella de Almodóvar.
Ana — Ví Alumbramiento después de escribir el guión de Algo queda y, aunque sí que hay puntos en común entre ambos cortometrajes (además de compartir a la actriz Marta Belenguer y al compositor Pascal Gaigne), creo que mi visión de la muerte es más positiva, aunque no sé si Eduardo Chapero-Jackson estaría de acuerdo en lo que digo.
Sobre Almodóvar, te diré, que admiro su estilo propio y personal pero sus películas no me interesan demasiado. Creo que fallan bastante en el guión.
Adolfo — ¿Cómo surgió Algo queda?
Ana — La realicé para el II Certamen SNC FILM que este año se centraba en la figura del cuidador de Alzheimer.
Adolfo — ¿Cuál ha sido el coste?
Ana — El cortometraje ha costado unos 18.000 € más unos 3.000 € que destinaremos a su distribución.
Adolfo — ¿Cuánto duró el rodaje?
Ana — Lo rodamos en 5 jornadas. La parte de la actualidad en 3 días en Valencia y la parte de los años 70 se rodó en 2 días en Alzira.
Adolfo — ¿Habéis contado con subvenciones?
Ana — Mi guión fue uno de los finalistas en el II Certámen SNC FILM, por lo que recibí 15.000 € para invertirlos en su realización.
Adolfo — Me figuro que ruedas es sistema digital lo cual, incluso, te facilita el montaje posterior, que también llevas tú a cabo.
Ana — Algo queda está rodado en Súper 16mm. Es la primera vez que, como directora, he rodado en formato fílmico, lo cual para mí ha sido un reto añadido. De todas formas el montaje se ha hecho en digital, con el telecinado a HD. Y, efectivamente, lo he montado en mi ordenador.
Adolfo — El destino de los cortos es triste. En gran cantidad de ocasiones su única posibilidad es darse a conocer es en los festivales, pasar de uno a otro. Sin que lleguen a gran cantidad de espectadores, que es lógicamente a lo que tendéis (que deberían ser el destino al que tendéis). En general en los cortos se trabaja con un equipo de amigos sin que nadie cobre nada. Una vez terminados iniciando el camino de los festivales de cortos. Ver si se selecciona para algún festival de los `grandes´, o para los Goya o… los Oscar. ¿Qué se podía hacer para que los cortos entrasen en los canales de distribución normal?
Ana — No tengo ni idea. Mi sensación es que la producción va por un lado y la distribución va por otro (incluso en el caso de los largometrajes). Pero no tengo ninguna solución al respecto.
Adolfo — A partir de este momento ¿Cuál es el `camino´ que va a recorrer tu corto?
Ana — Gracias a que ganamos el primer premio en el II Certamen SNC FILM contamos con 3.000 € para invertir en la promoción y exhibición del cortometraje, por lo que lo enviaremos a todo tipo de festivales tanto nacionales como internacionales. El cortometraje salió no hace ni dos meses. De momento ha participado en el II Certámen SNC FILM donde ganó el primer premio del jurado al mejor cortometraje y en el Young Values Short Film Festival donde ganó el premio Rovira–Beleta al mejor guión. Habrá más festivales pero aún no sabemos en cuáles será seleccionado.
Adolfo — ¿Cómo llegaste a trabajar en Algo queda con esos estupendos actores, con esa admirable niña?
Ana — Gracias al asesoramiento de algunos amigos como Abel Zamora y de mi productor ejecutivo Cristian Guijarro. Dediqué mucho tiempo a elaborar el casting, con la dificultad añadida de que varias de las actrices interpretan al mismo personaje en diferentes momentos de su vida, por lo que tenía que tener en cuenta cierto parecido físico y/o de fisonomía.
Antes de comenzar el rodaje no tenía ninguna relación de amistad con ninguna de las actrices por lo que la forma que tuvimos de acercarnos a ellas fue confiando mucho en el guión y en los personajes que les proponíamos. Su respuesta fue fantástica y pudimos contar con un excelente electo formado por Marta Balenguer, María Alfonsa Rosso, Cristina García, Teresa Soria y Pepa Miralles.
El caso de las niñas fue diferente. En otros países no sé, pero en España no existen los niños actores, por lo que me centré en encontrar a una niña de 4-5 años a quien le gustara la idea de salir en una película y quisiera hacerlo. Magalí Aparisi fue la segunda (y última) niña que vi. El resultado final está a la vista.
Adolfo — ¿Qué quieres expresar en la película? Creo que tu idea va más allá de hacer un filme sobre el mundo del alzheimer.
Ana — El punto de partida del concurso de guión al que me presenté era reconocer el trabajo de los cuidadores de enfermos de Alzheimer. Respetando esto, porque además creo que en sí mismo es un tema interesantísimo y lleva implícito una gran potencial dramático, deseaba realizar una obra personal sin caer en el panfleto o en el estricto prospecto médico.
Por una parte la película muestra un paralelismo inverso entre la niñez y la vejez, también reflexiona sobre los cambios de roles que las personas sufrimos a lo largo de nuestra vida y, por último, es un homenaje a las madres y a su amor incondicional.
Adolfo — En tu corto encuentro varias líneas de interés, algunas las acabas de indicar, como son: el `reconocimiento´ de la labor de los padres para `sacar´ a los hijos adelante, enseñándoles a `vivir´. En ese aspecto —invirtiendo luego los términos— el filme se convierte en una historia sobre la dificultad–necesidad del aprendizaje, sobre la dureza de la vida… Pero, también, sobre el amor, la convivencia….
Ana — Sí, claro, pero para mi todo se puede resumir en un “cuidar de los nuestros”. Ésa es una de las formas más sinceras de mostrar amor hacía los demás. A simple vista no es muy romántico ni heroico, ni glamuroso pero es básico en el día a día.
Adolfo — En principio la idea es, o parece, simple. La basas en la `unión´ (cambiante) de dos tiempos, de dos situaciones, lo que da pie para plantear un claro análisis de una situación de forma que puedan entenderse los procesos de crecimiento–aprendizaje, declive–desmemoria. Lo que se va aprendiendo, como en un ciclo invertido, se olvida. Una especie de línea que lleva del nacimiento al adulto, para invertirse posteriormente el proceso: el adulto se convierte en alguien que va volviendo a la infancia pero ahora en un camino que le lleva a la muerte, a la desaparición. ¿Cómo te planteaste la relación entre esos `caminos´, en el paralelismo de ambas situaciones?
Ana — Ese paralelismo inverso entre niñez y vejez es un tema que me interesaba desde hacía tiempo y aquí encontré la oportunidad de desarrollarlo ya que por una parte reforzaba la idea del cambio de rol entra la madre y la hija y al mismo tiempo me servía para darle un pasado y una identidad (perdida y olvidada) a la anciana que padece Alzheimer.
Adolfo — ¿Conocían directamente algunos casos de esta enfermedad? ¿Te asesoraste en centros especializados?
Ana — Mi abuela padeció demencia senil, que aunque no es exactamente igual que el Alzheimer, sí que tiene mucho en común. Igualmente me documenté sobre las llamadas tres fases del Alzheimer (y que intentó reflejar en mi corto dividiéndolo narrativamente en tres bloques). Por último, hemos contado con la ayuda y el apoyo de la A.F.A.V. (Asociación de familiares de enfermos de Alzheimer de Valencia) y pudimos rodar con pacientes de verdad una de las secuencias en el centro de día para enfermos de Alzheimer.
Adolfo — Nacimiento–muerte, desvelo de los padres por los hijos, necesidad de aceptar esa entrega en todo o en parte, el seguimiento de la degradación de los seres… todo ello aparece en tu filme
Ana — Poco más me queda por añadir pues el cortometraje habla por sí solo. Sí que me gustaría recalcar que aunque Algo queda trata de una hija que cuida a su madre que es totalmente dependiente de ella, las hijas siempre seguimos siendo hijas y necesitamos que nuestras madres sigan siéndolo. Por eso el final del corto es positivo para la protagonista, porque por unos segundos se libera de su carga y vuelve a sentir que tan sólo es una hija en los brazos de su madre.
Adolfo — ¿Por qué aíslas a las dos mujeres? Es decir la madre parece no tener marido, se enfrenta sola a la enseñaza de su hija, luego pasa lo mismo en la posterior, pero equivalente, situación de hija cuidando/enseñando a la madre...
Ana — Es una cuestión puramente práctica. Si introducía más personajes la historia se alargaba innecesariamente y además se alejaba de lo que quería contar. Es una historia cuyo sentido recíproco tiene más sentido y fuerza si se centra en esos dos personajes.
Adolfo — Cara al futuro ¿prevés realizar un largometraje?
Ana — Ahora mismo estoy en el proceso de postproducción del cortometraje Conchín se lo traga, codirigido junto a Abel Zamora, y que espero se pueda ver en unos meses.
También tengo un proyecto de cortometraje que se llama Atari co–escrito junto a Ricardo Sánchez–Sáez y que, a través del Go (un juego de tablero similar al ajedrez) narra la vida de tres generaciones de japoneses (abuelo, padre e hijo) en España y cómo se integran o no con su entorno. La idea es rodarlo en septiembre.
En cuanto al largo, tendrá que esperar pues para ello necesitaría un productor. Mientras tanto seguiré rodando todo lo que pueda.
Adolfo — Esperamos tus próxima obras… Suerte.
Ana — Eso espero.
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