Comentario veraniego: Julia Roberts, Milenium, Robert Pattinson, etc.

Serpientes o serpentinas cinéfilas de (casi) finales del largo y cálido verano de 2010 

Escribe Mister Arkadin


Curiosidades, identidades, semejanzas

1. – ¿Qué tiene en común John Ford y los hermanos Marx?

Hace unos días pude ver un antiguo filme de John Ford que desconocía. Lo realizó en 1935 a continuación de El delator. Su título: Barco a la deriva. No trataré de realizar una crítica del mismo, solamente quiero dar fe de una curiosa secuencia: una carrera de los barcos de rueda que transitaban por el Mississippi. El barco del protagonista se va quedando sin combustible, por lo que el otro barco, el de los competidores, va tomando ventaja mientras se acerca a la meta. Al capitán del barco amigo se le ocurren varias formas para lograr que la caldera tenga suministro. Todo es válido como arrojar las botellas del líquido que vende para curar no se sabe qué… Pero, la ocurrencia que más me llamó la atención en esa secuencia final, es la que supone el que se utilice toda la madera del barco, por lo que se procede a desguazarlo en parte. Una vez arrancada se arroja a la caldera del barco al grito de más madera.

Cinco años más tarde (en 1940) encontramos una secuencia parecida, muy celebrada, considerada de gran originalidad, en un divertido filme de los hermanos Marx: En el oeste. En ese caso en vez de un barco se trata de un tren: la madera con la que está construido va siendo arrancada y arrojada a la caldera para que el tren pueda ir a gran velocidad. Operación que se efectúa con el grito de guerra de “¡Madera, más madera!”.

¿Tuvo en cuante el guionista de la película de los Marx la escena de la película de Ford? ¿Se trata de una casualidad? La película de Ford, al parecer, no llegó a estrenarse en España. Filmax es quién ha editado el filme en formato DVD. Sorprendentemente en su contraportada (¿para que los posibles compradores no se asusten ante la fecha de realización?) se puede leer que la película es de ¡1977!


2. – Julia Roberts en el Festival de San Sebastián

Julia Roberts
Julia Roberts presentará en el próximo Festival de San Sebastián su última película Come, reza, ama, de Ryan Murphy, un realizador experto en producciones de televisión. Esta es su segunda película. La primera, que desconozco, se tituló Recortes de mi vida. El que se proyecte a concurso o fuera de concurso tal película ni está bien, ni mal. Su utilidad estaría en función de su calidad.

Lo curioso, al menos eso parece, es que el Festival, para poder conseguir que allí esté la actriz y parte del equipo de producción, incluido su importante compañero de trabajo, ha utilizado una estratagema. ¿Cuál? ¿La presencia de la actriz se produce de forma gratuita? ¿O no? ¿A que se debe esta suspicacia? Sencillo: Julia Roberts, Óscar a la mejor actriz por Erin Brockovich, será el próximo Premio Donosti. O sea, la persona de cine premiada en el Festival por una carrera de cine. ¿Casualidad el que esté su película en el certamen? Quien sabe…

Algo parecido, pero de otro orden, ocurre con ciertas películas (Origen es una de las últimas en emplear ese sistema), que compran (como reclamo, publicidad) la portada de carteleras, revistas, semanarios para que en todas (o casi) ellas se le conceda un trato (o unas notas por encima de las que se pondrían si no pagase tal privilegiado lugar) de favor. Muchas películas que cuestan `x´, aumentan su precio para las campañas publicitarias, cuya finalidad es que sean atendidas exquisitamente. ¿Cómo renunciar a unas fáciles ganancias? Yo te doy, tú me das. Oferta y demanda. Las poderosas productoras, exhibidoras saben mucho de números.


3. – Milenium en Hollywood

Fisher, ya saben el director de Seven, El club de la lucha, Zodiac… está preparando en EE.UU. el rodaje de Milenium. Sí, de esa serie de la chica del bidón de gasolina y otras cosas por el estilo. Se adelantaron los suecos (para eso el autor era de allí) con una trilogía que seguía los pasos de las tres novelas (se hicieron tres películas, una por cada novela) del mismo nombre. Gran éxito (algo incomprensible) editorial, menor éxito en las salas de cine. Los americanos seguro que superan la taquilla sueca. De entrada la película de Fisher quiere contar la historia desde los orígenes (pero esperemos que sea sin sueños), o sea trata de explicarnos lo que ocurrió antes de Milenium. Un poco complicado porque, entonces, Milenium no será Milenium, sino otra cosa.

Aparte de tal cambio, sorprende la actriz por la que parece optarse definitivamente para que dé vida a la sufridora protagonista, experta en ordenadores, bisexual, vengadora de su pasado. En principio se pensó, para el papel, en la protagonista de An education pero se rechazó por ser, digamos, demasiado chip. La sustituta es (al menos por el momento) nada menos que la protagonista de Juno, Ellen Page, escasamente creíble dominadora de situaciones en la reciente Origen, una actriz en la honda de las Ryder o las Ricci. Pero, en principio, con bastantes limitaciones (aunque bordara el papel en la supervalorada y bastante tramposa, Juno) para interpretar a la protagonista de la novela. Un papel que bordó (dentro de la mediocridad de las tres películas) la actriz sueca que intervino en los filmes suecos.


4. – ¿Prohibiciones?

No se entiende (¿será real o un tipo de argucia publicitaria?) cómo una película tan ligeramente militante como Phillip Morris, ¡te quiero! ha sido prohibida, o casi, en su país de origen. ¿O es que simplemente hablar de homosexualidad supone ya el rechazo de una sociedad puritana (por decirlo de forma suave)? De todas maneras la película (que en ciertos momentos recuerda, sin homosexuales, a aquella de Spielberg sobre un estafador–vividor que cambia de personalidad y de oficio) tiene un interés escaso, si es que tiene alguno... Es una más de los muchos mediocres títulos que nos llegan, aunque, en este caso, intente venderse como uno de tesis o al menos polémico.

Por distintos motivos (aunque también trate, es un decir, sobre la homosexualidad) no se verá en ciertos cines, como ocurrirá aquí en España (en este caso por fortuna) el remake americano de La cena de los idiotas. La razón de ellos: piensan que no será nada rentable (lo fue el original francés). Así que directamente será editado en DVD.


5. – ¡Qué bonito es rodar en Irlanda!

¿Alguien sabe porqué en Irlanda se han rodado, y se ruedan, tal cantidad de películas? No es que el tiempo acompañe, pues es una isla donde las nieblas y la lluvia abundan. En el filme por excelencia rodado allá, El hombre tranquilo de Ford, se muestran paisajes verdes (lógico) pero escasas (una tormenta) lluvias. El tiempo a lo largo del filme es excelente. Lo normal en ese canto a la tierra irlandesa que es tal memorable película. Es natural también que episodios sobre la independencia irlandesa, los problemas en el Ulster o sobre obras irlandesas se rueden allí (Ulises, La salida de la luna, El viento que agita la cebada, Michael Colins, Domingo sangriento, El soñador rebelde, La hija de Ryan, Dublineses, Café Irlandés, etc.), pero que no es tan lógico que allá la hija de John Huston rodase su único filme, Spielberg tomase las costas (cercanas a Dublín) para rodar el desembarco de Normandia en Salvad al soldado Ryan. También ese país fue, utilizado, entre otros por Kubrick (Barry Lindon), Ritt (El espía que surgió del frío), Huston (Moby Dick)… Desde luego, salvo el clima, es un lugar de ensueño, ideal (uno espera encontrar hadas y gnomos por sus bosques) para cualquier rodaje. Y probablemente barato. Ahora sí, antes de cada rodaje tendrán que alquilar los servicios de un brujo local para que asegure que las nieblas o la lluvia no hagan de las suyas.


6. – Deslices… de memoria

Acabo de escribir hace unas líneas que El espía que surgió del frío es de Martin Ritt, pero me asalta la duda de si me he equivocado y es de Sidney Lumet. Es curioso pero estos dos directores, a veces, los he confundido. Ambos, probablemente amigos, llegaron a Hollywood desde la televisión, la suya, la de ellos y otros, fue la generación de la televisión. Ritt ha muerto, al igual que casi todos los realizadores de aquella generación. Mientras que Lumet no sólo sigue vivo, sino felizmente activo. Lo suyo es hacer (como Allen u otros pocos) una película por año. La última, un estupendo policial familiar que debía servir de reflexión al sobrevalorado Gray, pues al mismo tiempo nos ofreció un filme parecido de estructura pero muy alejado desde las ideas que ambos planteaban.

El confundir cosas, alterar escenas, cambiar directores o actores es tan normal como en realizar cambios o alteraciones de otro orden. Nuestro director en uno de los capítulos de su serie Amarcord, centrada esta vez en los años en los que coordinó el apartado escolar en Cinema Jove, cuenta el tembleque que sufrió al encontrarse con una lamentable (y tonta) errata nada más tenerse en sus manos el libro que sobre Boetticher habían escrito Sabín y él. Adolfo también, desde su enciclopedismo cinematográfico, también (como en mi caso) se trababa a veces entre ciertas obras de Walsh, Hawks y Hathaway. O a mí, en la etapa de Encadenados en papel, se me ocurrió tirar de las orejas al buen amigo y crítico Manuel Hidalgo por un desliz de títulos que había detectado en uno de sus artículos. Tuve que soportar que Hidalgo me tirara, con toda la razón del mundo, de las dos orejas: él no había cometido ningún error, el traspiés era mío. No me estaba mal la bronca, por listillo.

Encadenados (como Fotogramas, Dirigido por… o Cartelera Turia) está repleto de sabrosonas erratas. No hace demasiado tiempo, nuestro director me comentaba una de sus geniales errores aparecidos en uno de los Rashomones, y que le había hecho notar nuestro colaborador Carlos Losada. Era en un artículo sobre el estudio de Retorno al pasado, concretamente en el que pasaba revista a la obra de su realizador Jacques Tourner. En una de las referencias (más o menos) a los grandes besos que nos había dado el cine, citaba, claro está, el beso psicoanalítico e intenso de la pareja protagonista de Recuerda. Tanta fuerza tenía que era capaz de abrir todas las puertas inimaginables, El problema es que Adolfo, soñando sin duda con Encadenados (la nuestra y la de Hitch) escribía que tal eléctrico momento se producía entre Cary Grant e Ingmar Bergman. O sea que de Gregory Peck no se tenían noticias.

Quien esté libre de pecado… Siempre me gusta citar el impresionante desliz que (edición a edición) fue persiguiendo la (popular) historia del cine de Román Gubern (en dos tomos). Nada menos que se leía que Alemania, año cero de Rosellini narraba la historia de un joven soldado pederasta, que viene de la guerra y al final se suicida. Ni siquiera los maestros, como puede comprobarse, son infalibles.




Los falsos vampiros enamoran

Robert Pattinson, en Eclipse
Parece mentira que películas tan endebles como las de la serie Crepúsculo, logren gran aceptación por parte de (sobre todo) los espectadores jóvenes. Reducir la estructura gótica de Drácula y sus compañeros o compañeras a una melosa e inconsistente historia de amor es como para temblar… de indignación. Poco tienen que ver tales personajes, narraciones con las vertidas por Murnau, Browning (y la Universal) o Fischer (y la Hammer). Ni incluso con el engolado Drácula de Coppola.

Sin embargo, los estudiosos, buenos, sensible vampiros paseantes a la luz del día adquieren gran rendimiento en taquilla y… en el corazoncito de sus admiradoras, que deben desear recibir requiebros amorosos de tan pálidos seres. Su aspecto (¿asexuado?) les coloca en el más alto lugar del ranking de la belleza masculina. Sí, aunque parezca imposible, es real no un sueño (en este momento de tantos aparentemente exitosos sueños fílmicos). El primer puesto ha sido (por segundo año consecutivo) ocupado por el protagonista–vampiro de la serie, Robert Pattinson. Nada menos, dice la encuesta realizada por la revista Glamour, que se trata del hombre más sexy del planeta (en gustos, ya se sabe…).

¿Más sorpresa o más sorprendente? Pues sí, el segundo lugar lo ocupa… el oponente del buen vampiro, nada menos que Taylor Lautner, hombre lobo en la serie. Será, el voto, por eso de ser de pelo en pecho. ¿Se imaginan a Lon Chaney Jr., el hombre lobo de las películas de la Universal, ocupando tal lugar? Ver para creer. Los tres puestos de privilegio restantes también son ocupaos por personaje unidos a las películas basadas en la vulgar serie de la retrógrada Stephenie Meyer. Todos jovenzuelos con el único carisma (ni siquiera son actores) de ser jóvenes. Bastante detrás de ellos aparecen los primeros maduros (en varios sentidos, aunque claro unos mas claros que otros) como son George Clooney, Brad Pitt o Johnny Depp. Ah, en esa lista también aparece un futbolista. ¿Adivinan quién? Claro el engominado Cristiano Ronaldo.




Los Tudor: misión y misiones

Los tudor, 4ª temporada (cartel inglés)
Decenas de películas se han realizado a lo largo de la historia del cine sobre la familia, larga y conflictiva, de los Tudor. La vida de todos ellos da para un variopinto conjunto de intrigas, luchas, enfrentamientos políticos, religiosos, amorosos en los que interviene el rey, la reina, la familia, la corte, los amantes, los parientes de los amantes… Todo un lío de situaciones y personajes. A todos nos suenan, por el cine, los nombres de Thomas Moro, Ana Bolena, Maria Tudor, Catalina de Aragón, el cardenal Wodsey, la reina Isabel… y por supuesto de Enrique VIII. Su figura siempre irá unida a la que le dio Charles Laugton, uno de los actores que le dio vida en cine, con bastante parecido a los cuadros que representan al rey inglés, al menos, en su madurez.

Ahora, en este verano, nos llega, vía TVE, la serie Los Tudor. Una serie que, en principio, creíamos era inglesa. Lo suponíamos (excelente en sus decorados) y, por tanto (como otras series), creíamos se adecuaba a la realidad histórica. A parte es que abunden las relaciones fuertes, sexuales (con desnudos múltiples, escenas de sexo a gogó, masturbaciones….). Existe un cierto cuidado en presentar personajes, situaciones adecuadas a la realidad. Existe un intento (aparentemente) serio de presentar personajes, de cuidar la ambientación aunque se opte por lo escandaloso (incluidas relaciones homosexuales) pero…

La serie Los Tudor se permite excesivas licencias, que dan al traste con la realidad histórica. Citemos tan sólo un ejemplo: Margarita, hermana de Enrique VIII, es obligada a casarse (problemas de ser de sangre real) con el Rey de Portugal. El largo y cansino viaje por mar conlleva a la íntima relación con Brandon, amigo de Enirque VIII, quien era el encargado de entregar a la princesa al monarca portugués. En Portugal (tal como se presenta esa corte es como mínimo ridícula) se casa con el Rey, que ya de entrada le repele: es un anciano decrépito, cojo y manco. Pero si, a pesar de su edad, es capaz de cumplir (delante de la corte) con sus obligaciones matrimoniales. Y quiere segur haciendo uso del matrimonio. Pero Margarita con quien realmente quiere tener relaciones sexuales es con el ardoroso Brandon. Una noche, al acudir Margarita al dormitorio, el marido está dormido. No tiene dudas: coge una almohada y asfixia al marido. Sin problema, sin que a nadie le parezca rara tal muerte, a los pocos días la viuda, como si tal cosa, se vuelve con su amor (y se casan) en el camino a Inglaterra.

Cuando vi esa parte al final de uno de los capítulos me pareció que todo aquello resultaba… un historión difícil de creer, más propio de una novela o película de serie negra que de un filme serio de historia, que muestra una época donde los (fáciles) venenos (o los ajusticiamientos) estaban a la orden del día para eliminar a los enemigos.

Investigué, pues, lo que había de realidad en esos hechos. Indagué aquí y allá sobre la historia de los Tudor. En especial, sobre lo referente a Margarita y su viaje a Portugal. La realidad distaba bastante de lo visto en la serie. Las hermanas de Enrique VIII eran dos: María y Margarita. La que se casó con Brandon, después de enviudar de su marido, era María, que jamás se casó con ningún rey portugués. Se casó sí, con un rey anciano, pero no era portugués, sino francés. Brandon no la acompañó a Francia para entregarla al monarca francés, que tampoco murió asesinado sino (probablemente tal cosa pueda ser considerado un asesinato) por los excesivos juegos amorosos que libró con su insatisfecha esposa. De los cuales (de las muertes por tanto uso) no se libraban ni los jóvenes príncipes. Ya que de eso murió en Salamanca Juan, el hijo mayor de los Reyes Católicos, al que le tocaba ser el futuro rey, y no a su hermana Doña Juana.

Brandon y María, con gran enfado (eso sí, parecido al que se muestra en la serie) de Enrique VIII, se casarían posteriormente.

Tal grandioso error me lleva a mirar la serie con lupa. Consta de treinta y seis capítulos divididos en cuatro temporadas, de diez capítulos las dos primeras y de seis las dos siguientes. La primera temporada es de 2007, lo que quiere decir que la cuarta (aparentemente la final, pues, termina con la muerte del Rey, a no ser que siga con la historia de los hijos de Enrique VIII y… claro la de la reina Isabel, tantas veces asomada al cine) es de 2010. TVE parece ser que decidió emitirla cuando la serie estuviera terminada, pero, otro gran error, al menos no se ha respetado al emitir (como mínimo la primera temporada) los capítulos sin respetar el formato original.

Sorprende en esta serie la visión que se nos da de algunos personajes, más típica del siglo actual que del XVI. Sobre todo en lo referentes a las mujeres protagonistas en especial Catalina de Inglaterra y Ana Bolena. La que sale mejor parada (la otra es una víbora propia de la más contumaz serie negra del cine clásico americano) es la hija de los Reyes Católicos (Catalina), primera mujer de Enrique VIII, que se casó con él después de haber fallecido su primer marido (el hermano mayor de Enrique VIII).

Los Tudor dibuja con trazos menos oscuro a los católicos (ese Thomas Moro casi añorando el martirio) que a los rebeldes, aunque el cardenal Wosley sea un ladino intrigante, cercano en la serie, por sus intrigas, a un personaje tipo Fouché. De todas maneras existen cardenales, clérigos, no contaminados, aunque el Papa Paulo III (interpretado por Peter O´Toole) se presenta como un impecable jefe dispuesto a lo que sea para salirse con la suya (no perder el poder de la Iglesia). Incluso ordenará matar si es preciso (”Es necesario eliminar a esa puta, a esa Bolena”). Probablemente la razón de esa forma de tratar a unos y otros tiene su sentido en el conjunto de países que han intervenido en la producción de la serie. Aunque parezca imposible, no es inglesa, sino irlandesa, canadiense y norteamericana.

Hemos preguntando a nuestra colaboradora en Inglaterra, Lucia Solaz, como había sido aceptada la serie en aquel país. Recuerda que comenzó a emitirse hace tiempo (probablemente en el mismo momento que se realizó la primera temporada, que como dijimos fue en 2007), pero no que se siga emitiendo. No es extraño ante el escaso rigor histórico de algunos pasajes, el dibujo inverosímil de algunos personajes, la carga subjetiva del proyecto. De todas formas, debemos reconocer, que Los Tudor trata de imbuir al producto calidad aunque en conjunto, en parte, sea fallida. La decoración, los actores, algunas propuestas, eso sí, han sido cuidadas. Pero al menos la serie deja claro que la separación de Inglaterra del Papado fue debido a bastante más que (como me contaba alguien que escuchó estupefacto, en un viaje reciente, aseverar, con total simpleza, eso a un guía español, al preguntárseles en las islas, sobre cual fue el origen del anglicanismo) un lío de faldas.

Quizás no nos creamos demasiado a ese Enrique VIII joven, esbelto interpretado por Jonathan Rhys Meyers, que interpretó al malvado personaje protagonista de Match Point de Woody Allen. Sobretodo, porque la imagen que tenemos de tal rey —interpretado en cine por bastantes actores— se corresponde, como dijimos al principio de este bloque con la de Charles Laugthon. O la de Wodsey con Orson Welles. De todas maneras la serie cuenta con un amplio reparto que incluye buenos actores y excelentes interpretaciones. Como hemos dicho el papel del Papa del Concilio de Trento lo asume Peter O´Toole (irlandés al igual que varios de los actores que intervienen), Sam Neil es Wodsey o Max von Sydow da vida al conde Von Walburg.

Muertes, asesinatos, intrigas en un sin fin de sucesos concatenados, han convertido a la serie en la preferida de los tele–espectadores durante semanas y semanas. La familia de los Tudor, como la de los Borgia, por ejemplo, da para tal cantidad de barbaridades y…mucho más. Historias familiares de venganzas para ostentar el poder, que asemejaría en épocas más cercanas a las luchas, para ser el capo mafioso por excelencia, como se representaría en literatura y cine con la familia Corleone de Puzo–Coppola, en cuyo relato también altos cargos (políticos, económicos, religiosos —en El padrino III se narra la muerte del asesinato de un Papa cercano, que fue visto y no visto, Juan Pablo I, película que no recuerdo fuese atacada, o recusada, por la Iglesia Católica—) se dedican a conspirar contra quien sea o como sea. Los tiempos cambian, el ansia de poder de las familias, el ascenso como sea, tampoco.

La visión a un mundo brutal, de luchas entre otros tipos de mafias, se ha escrito a lo bestia (una lectura que es una catarata de adrenalina) en El poder del perro de Don Winslow, una novela que convierte la violencia del cine de Peckinpah en un cuento infantil. Barbaridades por doquier. Un policial con crema de brutal spaghetti western, un durísimo relato sobre la (inter)relación del narcotráfico de los países americanos con los diferentes gobiernos, los cuerpos de policía, los servicios secretos, el ejercito oficial o revolucionario, la Iglesia Católica (sobre todo a través del Opus Dei). Todo ello, en definitiva, asesinatos y matanzas salvajes, traiciones con el fin de aplastar, entre otras cosas, las ideologías (todo es válido para eliminarlas) de izquierda o a la, lejana, prácticamente anulada/desaparecida, teología de la liberación. Parece ser que la novela la quieren llevar al cine. No sé que director podrá relatar a tanta explosión de sangre, de violencia (en todos los sentidos). Desaparecido Peckinpah (o Leone) sólo Tarantino podía tener la capacidad de convertir la pantalla en una endiablada locura de muertes.

De todas maneras, si me refiero a películas dramáticas sobre ciertos periodos de Inglaterra, volviendo a Los Tudor, prefiero varias películas realizadas americanas de la época clásica o, incluso, sin pertenecer a la época ese gran melodrama que es Ambiciosa de Otto Preminger.

La serie sobre Enrique VIII parece que ha iluminado a ciertas personas, para ir a convertir a… los perdidos anglicanos. Uno creía que eso de las misiones consistía en ir a lugares perdidos donde no había llegado la palabra del Dios de los cristianos. Parece que no, que existen misiones de primera (a países donde bien los misioneros, o alguien de su familia, cuenta con trabajos excelentes en todos los aspectos, incluida la remuneración) o de tercera. Sólo así se puede entender una noticia como la que apareció en la prensa a mediados de agosto. La transcribo sin comentario alguno. Cada uno tendrá una determinada respuesta: Un matrimonio de Valencia pertenecientes al Camino Neocatecumenal (los comúnmente conocidos como “Kilos”), que se han ofrecido como voluntarios después de un viaje a Jerusalén, partirán hacia la ciudad de Oxford como misioneros con sus cuatro hijos… El padre de familia, ingeniero informático, trabajará en Oxford en la misma multinacional en la que desempeñaba funciones en Valencia.


Películas subvencionadas en la Comunidad Valenciana

Ciudad de la Luz
En la Comunidad Valenciana, la Generalitat, más volcada al circo que al pan, ha procedido a conceder (en verano para que el trago cause menos impacto) unas, como no, discutibles subvenciones a la producción cinematográfica. Hecho que ha motivado el enfado de las productoras valencianas, que se apresuran a preparar sus recursos, protestas, enjuiciamientos o lo que sea necesario. Un nuevo frente, cultural, se abre, así en la Comunidad. El que sigue al planteado por las compañías de teatro valencianas (unido al asunto de las representaciones teatrales, y de los espacios abiertos o cerrados de/en Sagunto), las bandas y las escuelas de música.

Ni las productoras, ni nadie entienden la política de subvenciones que concede la Generalitat a través del IVAC. Como tampoco está claro el sistema de pagar, o facilitar por todos los medios posibles, la utilización de los estudios instalados en la Ciudad de la Luz (Alicante), publicitados en su momento como si de una nueva Cinecittà se tratase. No fue así, con todo el boato, la parafernalia, los estudios alicantinos, no son más que otro de los grandilocuentes (más aire que otra cosa) eventos millonarios propiciados por la Generalitat. Algunos de los rodajes previstos, dados a conocer a bombo y platillo nunca se llevaron a cabo (caso de Pompeya un fallido proyecto, que iba a realizar Polanski pero que terminó —incluso en cuanto a la colaboración con el escritor y guionista de El silencio de los corderos— por ceder el puesto a El escritor), mientras que sobre otros (sí rodados) parecen pesar multitud de maldiciones como ocurre a ese Manolete a la que cercan, para que pueda estrenarse, multitud de problemas. Y hace tiempo que se termino de rodar.

¿Qué tiene que ver la Ciudad de la Luz con las subvenciones? Bien mirado, bastante. Curiosamente (quizás porque son las más costosas, también) las películas que en parte utilizarán los estudios luminosos son las que recibirán las mayores subvenciones. Las productoras valencianas están que trinan y amenazan con llevar, pues, al juez el reparto de ayudas. Las dos películas que han obtenido las máximas ayudas son dos (por decirlo de alguna manera) superproducciones: The imposible, segundo filme dirigido por Bayona (el anterior fue la mediocre pero exitosa El orfanato) e interpretado por Naomi Watts y Ewan McGregor. Un filme producido por dos productoras madrileñas y rodado en inglés. Recibirá cerca de dos millones de euros. Como el dinero total repartido es menor a cuatro millones, este filme se lleva prácticamente la mitad del dinero concedido.

El segundo filme privilegiado en cuanto a ayudas es la adaptación del celebre comic El capitán Trueno, que a mediados de agosto se ha iniciado a las ordenes de Antonio Hernández. En parte, al menos, esta película corresponde sobre todo a una productora valenciana. El filme, rodado en 3D, recibirá cerca de un millón de euros. Ojo a su título completo, que no es otro que El capitán Trueno y el santo Grial. ¿Qué les recuerda? Bingo, uno de los filmes (el último) del ciclo de Indiana Jones.

Una serie (la primera que produce directamente) Canal Plus (Crematorio), con Pepe Sancho como protagonista, se lleva algo menos de 400.000 euros. Mientras que la sexta temporada (ya grabada) de la serie estrella de RTVV, La alquería blanca, recibe 450.000 euros (la séptima temporada que se comenzará a grabar en breve no tiene ninguna subvención).

Por su parte ocho proyectos presentados por productoras valencianas fueron rechazados, algunos (según la directora del IVAC) porque se presentaron fuera de plazos.

Uno de los proyectos rechazados llevará como actor a Ricardo Darín. La negativa de la ayuda hará que el filme se realice en Murcia.

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