El plano secuencia

En el lenguaje cinematográfico se entiende por plano secuencia el fragmento que mantiene una unidad espacio-temporal y que incorpora, siempre dentro de esa unidad (sin cortes), la posibilidad de un montaje interno que va más allá de la propia definición del plano. El plano secuencia mantiene la tensión de la acción precisamente por esa continuidad en el plano, pero aporta una mayor riqueza que el mero plano debido a la posibilidad de incorporar otros recursos del lenguaje cinematográfico como son el juego con los planos mediante el montaje interno dentro del propio plano o los movimientos de cámara, naturales (travelling, grúa) o ópticos (zoom).

El uso del plano secuencia, más allá del placer estético y el desafió técnico que implica su realización, debe tener un objetivo. Si analizamos el inicio de Sed de Mal (Touch of evil, 1958) de Orson Welles, uno de los ejemplos clásicos de plano secuencia, veremos como junto al goce visual que supone su contemplación, Welles lo utiliza para remarcar el hecho que está narrando. En esa escena que tiene una duración de tres minutos Welles reune en un mismo plano diferentes acciones (un hombre que pone una bomba en el coche, el movimiento de ese coche y una pareja que pasea por la calle) mediante un uso prodigioso de la grúa que le permite seguir a todos los personajes sin efectuar ningún corte. El efecto es alargar la tensión, estirar el tiempo, hasta que se produce la explosión de la bomba, momento en que el director introduce ya el montaje convencional.


Plan secuencia inicial de Sed de Mal

Este mismo efecto se puede ver también en los títulos iniciales de Viaje a Marte y Ojos de serpiente, ambas dirigidas por Brian de Palma con un efecto similar, el plano secuencia sirve de presentación de los personajes de un modo continuado hasta que se realiza el corte por un hecho que será fundamental para la narración. Otros autores que se han especializado en el plano secuencia son Bertolucci, Kar Wai, Kubrick o el director griego, Angelopoulos.

El uso llevado hasta la extenuación lo tenemos en La soga (The rope, 1948) de Alfred Hitchcock, donde toda la película está compuesta por ocho planos secuencia. Lógicamente esto obligó al director a orquestar a su equipo de técnicos y actores para conseguir unos planos con una duración cercana a los 10 minutos (lo que duraba el rollo de película de la cámara). Los cortes entre cada plano se hicieron aprovechando que la cámara pasaba por delante de algún objeto o pared para que el espectador no apreciara ese corte. Este planteamiento radical no gusto ni siquiera al propio director pues reconoció que el uso continuado del plano secuencia eliminaba un aspecto genuino del cine, el montaje: “Actualmente, cuando pienso en ella me doy cuenta de que era completamente estúpido porque rompía con todas mis tradiciones y renegaba de mis teorías sobre la fragmentación del film y las posibilidades del montaje para contar visualmente una historia” (El cine según Hitchcock, Truffaut, François, Alianza Editorial, 1974).

Comentarios

  1. Para plano secuencia el del spot de Philips `Carousel´ (www.cinema.philips.com). Ganador del Gran Premio del reciente festival de Cannes de publicidad, es para quedarse boquiabierto (aunque, en este caso, es todo trucaje, no como en la fantástica `Sed de mal´ que citáis).

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  2. Para planos secuencias y movimientos de cámara nada mejor que acercarse a la obra de un realizador desconocido para muchos (murió en los años cincuenta) llamado Max Ophüls. Cámara en función de lo que se cuenta y de los personajes.
    Como plano secuencia "falso" es impresionane la "pelea" de las dos mujeres en "El milagro de Ana Sullivan" de A. Penn. No, no tiene que ver nada con el actor Sean Penn... por fortuna

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  3. El inicio de Breaking news de Johnnie To también es de nota.

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