Ha muerto Dennis Hopper


Dennis Hopper (1936-2010)

Dennis Hopper
El actor y director norteamericano Dennis Hopper ha muerto a los 74 años de edad víctima de un cáncer de próstata. Hopper era el último máldito de Hollywood, un artista que formó parte del llamado cine clásico basado en el star system, pero del que se desprendió para encabezar con Easy rider, en su doble papel de actor y director, un cine independiente y progresista muy apegado a los tiempos que se vivían a finales de los 60. Un cine que visto ahora quizá destile un cierto aroma a rancio pero al que hay que situar en el contexto concreto en que se concibió y otorgarle su papel de testimonio historico de una generación que rompía con el pasado.

Easy rider
Durante unos años, los personajes que Dennis Hopper interpretaba en la gran pantalla y sus vivencias reales parecían que se entremezclaban sin saber donde empezaba uno y acababa el otro. El ansía de libertad, independencia y locura que destilaban sus interpretaciones y sus guiones representaban no sólo al actor sino también al hombre que los encarnaba.

Tras el éxito de Easy rider, en los 70, Hopper luchaba contra su adicción a las drogas y el fracaso de sus filmes como director (The last movie, Out of blue) que le obligaban a trabajar como actor en multitud de películas. Pero en sus peores momentos el personaje, el actor, se imponía y agigantaba en la pantalla. Su interpretación del periodista en Apocalypse now (1979) o el Tom Ripley que dibujó para el filme de Wenders, El amigo americano, son la muestra evidente de su talento.
Apocalypse now

Recuperado de sus adicciones a partir de los 80, y gracias al perverso personaje que interpretó a las ordenes de David Lynch en Terciopelo azul, Hopper vivió un segundo periodo de éxito gracias a una serie de personajes secundarios donde daba vida a malvados seres que pululaban en diversos thrillers. Volvió a ponerse tras la cámara, dirigiendo un puñado de películas (Colours, The hot spot, Chasers, Homeless) que ya no tuvieron ni el interés ni el riesgo de sus primeros trabajos. En cualquier caso Hooper, cuando tenía una oportunidad, siempre destacaba aunque apenas tuviera unos minutos para ello. En Amor a quemarropa, donde interpretaba al padre del protagonista, nos hacía disfrutar en una pequeña escena (con Christopher Walken) que se convierte en el ejemplo perfecto de su capacidad para conseguir esa magia que de vez en cuando son capaces de trasmitir los mejores actores.

Terciopelo azul

Adscrito durante años a la leyenda negra que le auguraba una muerte en extrañas circunstancias como todo el reparto que intervino en Rebelde sin causa (James Dean, Natalie Wood o Sal Mineo), al final, ha sido un cáncer el que ha terminado de situarlo en la constelación de estrellas artísticas de una clase de hacer y entender el cine que va muriendo al mismo tiempo que lo hacen sus protagonistas.

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