Crítica Reikjavík-Rotterdam

Una historia gris 1 2 3 4 5
Escribe Gloria Benito
Reikjavík-Rotterdam


Reikjavík-RotterdamTras el boom editorial y comercial desatado por la trilogía Millenium y sus correspondientes adaptaciones cinematográficas, no es de extrañar que cualquiera se apunte al carro de un supuesto género negro propio de los países nórdicos. A esta leyenda han contribuido tanto la editorial Tusquets, principal divulgadora de las obras del sueco Henning Mankel, como la nueva colección de RBA editores, que nos ha acercado a autores como el noruego Jo Nesbo o el islandés Arnaldur Indridason. Y si bien en estos tres últimos casos podemos hablar con cierto respeto de escritores que adecuan los requisitos del género a las sociedades contemporáneas, no podemos decir lo mismo de la celebrada obra de Stieg Larsson, un best-seller bien escrito y servido al gran público mediante una de las operaciones publicitarias y comerciales más productivas de los últimos años. Así que el director de este filme, Óskar Jónason (Mando a distancia), aprovecha el tirón de la estela Millenium y pretende endosarnos una pretendida historia negra con el gancho de Arnaldur Indridason como guionista. Si el lector adicto y fiel a un género que ya es clásico, inaugurado por Raymond Chandler y actualizado por Dennis Lehane y algunas de sus respectivas y respetables versiones cinematográficas como El sueño eterno y Mistic River, por ejemplo, que se vaya preparando para la decepción más absoluta. En esta película no reconocemos ni los personajes ni la atmósfera de las historias de Arnaldur Indridason. Nada de su antiheroico detective, el divorciado y solitario Erlendur Sveinsson que arrastra eldolor por su fracaso matrimonial y vital, a la par que soporta con desesperado amor paterno las violentas y decepcionantes desapariciones de su drogadicta hija Eva Lind. Nada de la humedad lluviosa y gélida que impregna la atmósfera de los espacios exteriores e interiores en que transitan los personajes, autores y perseguidores del crimen y la delincuencia, que habitan en una sociedad, paradigma de las que conforman la cultura occidental con cierto nivel de desarrollo económico.

Reikjavík-Rotterdam
Con un acertado reparto de actores, la película Reykjavík-Rotterdam cuenta la historia de Kristofer (Baltasar Kormankur), un pobre ex trabajador de un buque carguero, en libertad condicional después de haber sido condenado por un delito de tráfico de alcohol. Casado con una bella mujer, Iris (Lilja Nott) y padre de dos hijos, se ve obligado a emprender un último viaje para salir de su agobiante y precaria situación económica. Su acomodado amigo Siguröson Steingrimur (Ingvar Eggert), capo en la sombra de las ilegales escapadas de sus sicarios, le prepara el terreno al tiempo que pergeña una trampa que puede acabar con la libertad y la vida del pobre Kristofer. Así se desarrolla la trama de un argumento que muestra las miserias de la sociedad portuaria islandesa, de una forma fragmentaria y excesivamente lenta y que quizás podría haberse salvado, si no culminara en un desenlace absolutamente trivial y previsible dentro de un guión que rebaja la historia con todas las concesiones al cine comercial o a las series televisivas de acción. Una decepcionante película que desentona entre versiones cinematográficas como la de Martin Scorsese (Shutter island) y Roman Polansky (El escritor), que mejoran y dignifican las obras en que se inspiran. Un suspenso para Erlendur Indridason, que no cuela.


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