Autocine, algo más que ver una película

Cine y coche: american way of life



La distribución cinematográfica ha dado un vuelco en un par de décadas. La concentración de salas asociadas a centros comerciales y espacios de ocio ha hecho que la sala de cine independiente sea ya un recuerdo del pasado. Si a eso sumamos el consumo casero de cine a través de cualquier formato, que comenzó con el lejano vídeo, continuó con el ¿también lejano? DVD y ahora se encuentra en todo su esplendor con los formatos digitales asociados a internet, podemos entender que el hábito de acercarse al cine es cada vez un fenómeno más cambiante.

Pero hay algo que se mantiene casi como un reducto, similar a esa aldea gala que resistía a todo el imperio romano en Axterix. ¿Las filmotecas? ¿Los cines en versión original? ¿Los cineclubs? No. Más reducido todavía.


Los protagonistas de Grease en un autocine
Nos estamos refiriendo al autocine. Una imagen convertida ya en icono y que nos devuelve a la esencia del cine americano por las innumerables películas en que hemos visto su esplendoroso pasado. La última película en la que recuerdo un autocine era Heat (Michael Mann, 1995), en la escena en que los ladrones protagonistas quedan con otros malhechores para efectuar un intercambio. Lo tenemos en Grease o American Graffiti, filmes donde se recreaba desde la actualidad la década de los años 50 ó 60. También hay películas donde alguna escena clave transcurría en un autocine como El heroe anda suelto (Targets, 1968) de Bogdanovich. E incluso hay películas dedicadas enteramente como la serie B, Masacre en el autocine (Drive-in massacre, 1976).


 Fue durante los años 50 y 60 cuando se popularizó en EE.UU. y a partir de ahí se extendió por muchos lugares, incluido España (donde el primer autocine se abrió en 1959). Es normal que  el autocine se convirtiera en un fenómeno generacional pues hay que tener en cuenta que varios elementos claves de la cultura americana están unidos al drive-in: el cine, el coche y la comida. De hecho, el autocine superaba la mera contemplación de una película pues era un compendio de experiencias que abarcaban las relaciones sociales ya que implicaba ver una película con toda la familia o los amigos, e incluso aportaba cierta dosis de "romanticismo" a las parejas. En definitiva se trataba de ver algo más que una película.

La escena de Targets en el autocine
A partir de los años 70 el fenómeno comenzó a decaer debido al cambio de mentalidad de los espectadores, la mejora de salas y las proyecciones que terminaron haciendo ver el autocine como un sistema caduco y perteneciente al pasado, problemas de índole económico (el enorme terreno necesario para la proyección)  y así hasta que en los años 80 la implantación y difusión del formato casero (vídeo) terminó con la mayoría de este tipo de locales.

El autocine en España


Ya hemos comentado que en España el autocine comenzó al final de la década de losaños 50, y tuvo su expansión asociada a las proyecciones de verano, hasta que poco a poco terminó languideciendo como el modelo original americano. Se pasó del sonido en la pantalla al sonido individual introduciendo el altavoz en el coche, para llegar al modelo actual que consiste en acceder al sonido del filme a través de la sintonización de una emisora de FM.

Sin embargo ya hemos comentado que todavía podemos encontrar algunos ejemplos de esta clase de proyección cinematográfica. Y de estos, es en la Comunitat Valenciana donde persisten algunos que ya rondan casi los 30 años de antigüedad y que entendemos asociados al clima benigno que disfrutamos durante todo el año que permite la extensión de las proyecciones más allá del periodo estival.


Si nos situamos en Google y realizamos una búsqueda por “autocine” y “España” veremos como encontramos información actualizada de los más veteranos. El Autocine Star en Pinedo (Valencia) y el Autocine El Sur en Mutxamel (Alicante). También tenemos actualmente en funcionamiento el Drive-In de Denia (Alicante), el Autocine Asturias en Gijón, el Autocine Mar Menor en Murcia y seguro que alguno más.



Parece que todavía quedan personas interesadas en acudir a este tipo de locales donde el hecho de ir al cine se convierte en un ritual que incorpora más elementos de los que aporta una proyección normal, quizá asociados al encanto romántico que nos devuelve a un periodo pasado con cierto sabor retro. No está mal que perviva este fenómeno.

Comentarios

  1. Hace mucho tiempo que no me acerco a un autocine pero lo recuerdo como una buena experiencia, me ha sorprendido saber que aun funcionan.

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