La enfermedad del domingo de Ramón Salazar
Ramón Salazar, director y guionista de los largometrajes Piedras, 10.000 noches en ninguna parte y 20 centímetros y guionista de los éxitos Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti, por los que fue candidato al Goya al Mejor Guion Adaptado, regresa con La enfermedad del domingo al Festival Internacional de Cine de Berlín dieciséis años después de participar en la Sección Oficial a Concurso con su ópera prima Piedras, filme que le valió también una nominación al Goya a la Mejor Dirección Novel.
La enfermedad del domingo está escrita y dirigida por Ramón Salazar y protagonizada por Bárbara Lennie, Susi Sánchez, Miguel Ángel Solá y Greta Fernández. La película se estrenará en España el próximo 23 de febrero de 2018.
Sinopsis
Anabel, impulsada por la carrera diplomática de su marido, dedica su vida a la filantropía. Su entrega en la ayuda desinteresada a los demás la han alzado en
popularidad, exponiéndola como referente en conseguir donaciones para organizaciones humanitarias entre su exclusivo círculo. Es precisamente en una de estas cenas benéficas en la que se encuentra de frente con su pasado al reconocer en una de las camareras del servicio de catering a su hija Chiara, a la que abandonó cuando tenía ocho años y que no había vuelto a ver en treinta y cinco años. No es una casualidad, Chiara la ha buscado.
Madre e hija se embarcan en un viaje al pasado, solas, con el arduo camino por delante de recuperar treinta y cinco años en apenas diez días. O eso es lo que piensa Anabel. Ya que ese viaje tiene un propósito oculto para Chiara. Y que cuando Anabel lo descubra deberá enfrentarse a la decisión más difícil de su vida y de la que ya nunca volverá siendo la misma.
Ramón Salazar |
La premisa de esta película es esta: una madre abandona a su hija con ocho años, treinta y cinco años después ésta reaparece y le pide a su madre que pasen diez días juntas.
Por tanto el siguiente paso en la creación de la historia sería: ¿cómo meter treinta y cinco años en diez días? Se presentaba la estructura narrativa como una especie de embudo, en la que los temas universales a tratar tras casi cuatro décadas de ausencia se atascarían en el conducto estrecho de los diez días.
Aparte de no querer hacer una película de personajes explicándose o poniendo excusas sobre lo que hicieron o no hicieron bien, resultaba restrictivo tratar de solucionar en diez días el abismo abierto por el abandono y la ausencia. Hay por tanto una decisión de no tomar ese camino y dejar que los personajes vayan a la esencia de sus almas sin expresar sus emociones abiertamente; olvidar razonar a favor de una emoción contenida que se tapa con la imposibilidad de comprender aquello que las marcó para toda la vida. Hay cosas demasiado grandes para expresarlas; o como diría uno de los personajes: “No te lo puedo explicar, hay que vivirlo.”
Fuente y material: Caramel Films
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